Opinión
La Jornada Maya
22/07/2025 | Mérida, Yucatán
La instalación de la protesta provocó retrasos en la entrega de mercancías en la península de Yucatán, además de perjuicios a viajeros con destino a Ciudad del Carmen o algún punto en Tabasco, partiendo del estado de Campeche. Una de las afectaciones más publicitadas y que posiblemente no tuvo grandes pérdidas económicas,
fue el atraso de la serie entre Leones de Yucatán y Piratas de Campeche, porque el autobús del primer equipo no pudo llegar a tiempo. La Liga Mexicana de Beisbol (LMB) reprogramó rápidamente los encuentros, algo que implica un esfuerzo logístico para ambas directivas para sus siguientes compromisos.
El cierre del paso hacia el Puente Zacatal obliga a conductores y transportistas a utilizar la conexión hacia Escárcega, lo que equivale a por lo menos dos horas más de viaje. Esto cuando cuentan con la información oportuna para tomar la desviación a tiempo.
Ahora, tanto el motivo del bloqueo como la duración del mismo resultan indicadores de que hay una injusticia arraigada para las comunidades de la península de Atasta. Por principio está la contradicción de que uno de los estados que se encuentra entre los mayores productores de energéticos, como es Campeche, carece de un servicio eficiente de suministro de electricidad. Nuevamente, tampoco se trata de la cantidad de kilovatios destinados a la entidad, sino del grado de obsolescencia de la infraestructura y equipamiento para su distribución en hogares e industrias.
Los más perjudicados por la infraestructura deficiente resultan ser los pobladores de comunidades pequeñas, como son las de la península de Atasta, donde es sumamente difícil construir pero también acceder a bienes y servicios. El no contar con un suministro continuo de electricidad y las fallas continuas en líneas y transformadores hace todavía más vulnerables a estas comunidades, no obstante estar situadas en un paso estratégico para la distribución de mercancías.
Han sido precisamente los pobladores quienes han demandado a la Comisión Federal de Electricidad que construya una subestación en Atasta Pueblo, lo que permitiría regularizar el flujo de energía, así como evitar los picos y bajones en el voltaje, los que terminan por dañar los aparatos electrodomésticos y hacer sumamente difícil la conservación de alimentos o medicamentos que requieran refrigeración.
Lo inquietante en última instancia es la demora por parte de la CFE para atender a los manifestantes, algo que debió hacerse con la mayor prontitud posible tomando en cuenta que cerrar la carretera del Golfo equivale a ahogar el transporte terrestre desde y hacia la península de Yucatán. Pareciera que la paraestatal sigue mirando a comunidades como San Antonio Cárdenas, Atasta y Nuevo Progreso como zonas en las que no vale la pena invertir porque no sería redituable; es decir, mantiene una política totalmente neoliberal. Esto explicaría por qué sólo les quedó el bloqueo de la carretera federal como forma de protestar y hacerse visibles.
Finalmente, fue hasta la mañana de este martes que funcionarios estatales y directivos de la CFE presentaron un reporte de avance de trabajos en la zona y dieron a conocer el inicio de los trámites para instalar una subestación. Esto, sabemos bien, no significa el fin inmediato de los apagones; por el contrario, sin la sustitución de líneas y transformadores obsoletos, únicamente se colocarán parches en un tendido eléctrico ya muy deteriorado, y las comunidades de Atasta continuarán en una situación de vulnerabilidad, y tentados a cerrar de nuevo la carretera.
Edición: Fernando Sierra