El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) se encuentra procesando muestras de metales pesados, hidrocarburos y pesticidas en caracoles chivitas que fueron extraídos en 2020 como producto de una muerte masiva de esta especie en la laguna de Bacalar tras los efectos de las lluvias.
El académico e investigador Alberto De Jesús Navarrete indicó que las muestras serán enviadas a la unidad Ecosur de Tapachula, Chiapas, para que determine el motivo de la muerte de esta especie.
En los primeros días de junio de 2020 se detectó la muerte masiva de más de 94 mil ejemplares de caracol chivita, una especie nativa de la laguna de Bacalar. Para entonces el Colegio de la Frontera Sur y el Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas (Ibanqroo), así como organizaciones ciudadanas, dieron la cuantificación del número de cetáceos muertos, posiblemente a raíz de los escurrimientos causados por la tormenta tropical Cristóbal, cuyo nivel de precipitación alcanzó hasta 300 milímetros.
El doctor en Ciencias Marinas e investigador titular del Ecosur reveló que aunque ya se cuenta con los recursos aportados por el Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología (Coqcyt) para la compra de los reactivos, no se habían reabierto los laboratorios, por lo que estimó que en un periodo de un mes estarán los resultados.
“Por el momento, tenemos lo que ya se reportó: un evento causado por las lluvias y posiblemente un arrastre de sustancias tóxicas a la laguna, ¿cuáles? No sabemos, es el estatus de lo que ocurrió”, explicó.
Alberto De Jesús Navarrete detalló que se procesan muestras de metales pesados, hidrocarburos o pesticidas en los caracoles en el estudio de los efectos sobre la laguna, cuyos resultados serán entregados al Coqcyt para establecer un plan de manejo.
Tras “Paulina” la laguna tardó hasta un año en recuperarse
Para el investigador el cambio de coloración en la laguna obedece no sólo a un aspecto, sino que es multifactorial, como el cambio climático y cuántas nubes hay en el cielo, puesto que los colores son un efecto óptico que depende de la profundidad e inclinación de los rayos del sol, entre otros, por lo que aunque la presencia de sedimentos sea un factor importante, también hay que abordar otros puntos.
“Si hay mucho material particulado por las lluvias no se esperen que ese material se sedimente rápidamente, las partículas muy finas de los tipos limos y arcillas pueden tardar hasta cinco meses en sedimentarse, entonces la velocidad de hundimiento es muy lenta, se rebasó la laguna y ahora queremos que ya regresen los colores, está en chino”, precisó.
El investigador dijo que no es la primera vez que este fenómeno ocurre y recordó que tras el paso del huracán Paulina en el Pacífico, en el año 1997, los escurrimientos provocaron este mismo efecto y el cuerpo lagunar tardó hasta un año en recuperarse.
Edición: Laura Espejo
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