Los obstáculos para educarse no son reales: Patricia Santos

Especial: Mujeres, luz y saber

“Los obstáculos para educarse y para estudiar no son reales, te los pone la sociedad y en ese sentido se los puede uno quitar, les recomiendo estudiar ciencias porque es mantener una relación de amor eterna con el mundo en el que vivimos, ya sea que te dediques a la química, a los seres vivos o a las estrellas”, destacó la bióloga Patricia Santos González, encargada de la restauración del manglar en el área de protección de flora y fauna Manglares de Nichupté.

“Los manglares son el 0.2 por ciento del territorio nacional, los conocen prácticamente las personas que viven en donde hay, a diferencia de otros ecosistemas”, mencionó la bióloga. Su primer acercamiento con ellos fue durante un viaje de estudio a Veracruz y no le dejaron una buena impresión, aunque sí despertaron su curiosidad. Estudió un posgrado en ecosistemas costeros y hace 25 años llegó a radicar a Quintana Roo trabajando para la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

Investigaba el ecosistema del arrecife cuando llegó el huracán “Wilma” y “exfolió” a los manglares del sistema lagunar Nichupté, dejándolos gris y le ofrecieron el proyecto de rescate. “No se hablaba de lo que podía pasar con la calidad del agua del sistema lagunar ni de lo que podía pasar a mediano y largo plazo con el agua que llegaba al arrecife si el manglar estaba muerto pero sí se detectó la necesidad casi inmediata de restaurarlos porque eran muy importantes”, recordó.

Así fue como aceptó el desafío de trabajar en este ecosistema, su delimitación física y planes de conservación, para lo cual tuvo que capacitarse. Para ello obtuvo una beca de estudio en Japón sobre restauración de manglares; allí aprendió especies a sembrar, densidad de siembra, hidrología, cómo solventar la acumulación de salinidad, etc. Sobre la marcha en el campo fue tomando la experiencia y logró restaurar con éxito este ecosistema en un periodo récord de siete años, cuando normalmente se tardan entre 25 y 30 años.

Santos González también se dedica a dar clases para formar nuevas generaciones de mujeres científicas: “siempre he encontrado la reciprocidad de los estudiantes en general pero en particular de las mujeres; ellas se acercan a plantear sus dudas, te ven como un ejemplo. Lo veo también en los más chiquitines, me contactan en el Facebook muchas niñas que quieren saber cosas sobre la ciencia, incluso mis vecinos, la mayoría que vienen a preguntarme del insecto, el murciélago o la araña son las niñas”.

Para ella la ciencia “es sin duda otra forma de vivir” y aunque hay una gran variedad de carreras para desarrollarse, mencionó que en la entidad el campo es reducido, de no ser medicina o biología, pero no hay dónde estudiar geología, ciencias de la tierra, química, física o astronomía. “En un estado joven eso suele suceder; primero se dan las carreras más prácticas: contaduría, administración de empresas, hotelería en nuestro caso y con la madurez de las ciudades van llegando la medicina, las ciencias y ya hasta el último las humanidades: filosofía, literatura..”.

A las jóvenes les recomienda “que elijan lo que les guste, son dueñas de su vida, estudiar ciencias no sólo te ayuda a desarrollarte profesionalmente sino que te mantiene en una relación de amor con tu entorno. Yo si tuviera que elegir de nuevo me iría por el mismo camino, ha sido muy satisfactorio y lleno de aventuras”.

Visibilizar el trabajo de las mujeres y las niñas en la Ciencia debe ser causa común y permanente. Con ese fin La Jornada Maya y sus colaboradores te invitan a leer el especial ‘Mujeres, luz y saber’ con entrevistas, reportajes y opiniones que retratan los obstáculos que éstas afrontan para estudiar o trabajar en el campo científico, sus aportes profesionales a la vida cotidiana y el porqué son modelos a seguir.

 

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-K’a’anan ka aajsa’ak u yóol máak te’e kaajo’obo’ ti’al u yantal sieentifikoil kaambal, tu Petenil Yucatán, ku ya’alik x xak’al xooko’ob

-Its’ate’ unaj u yáantaj ti’al u yutsil kuxtal kolnáalo’ob: Marian, xoknáal ti’ u nu’uktajilo’ob meyajil k’áax

Edición: Laura Espejo