Especial: Sensibles, potentes y exitosos
Los jóvenes que se agrupan en la generación Cristal también gustan de los tiempos compartidos, aunque los formatos de venta se han adaptado y flexibilizado para lograr captar al segmento, enfatizó Miriam Cortés, presidente ejecutiva de la Asociación de Clubes Vacacionales de Quintana Roo.
“Los cristales también utilizan tarjetas de crédito, lo único que cambia es cómo actúan y entonces lo que van haciendo es flexibilizando el producto, compran puntos y los puedes utilizar una semana o lo puedes utilizar los días que quieras”, comunicó.
Es parte de la flexibilización que el producto ha tenido con el paso del tiempo, es decir, no necesariamente se ofrece ese producto al número de años que se vendía habitualmente, sino que se ha recortado el tiempo, entre otras opciones.
Hace años los tiempos compartidos se vendían para todo la vida, con el paso del tiempo comenzó a modificarse, pasó a una venta de 50 años, después a 30 años y tras la crisis del 2008 bajaron a 10 y 15 años, mientras que hoy se tiene un programa de prueba que dura entre seis y ocho años.
Y como parte de esta nueva flexibilidad, los que compran tiempos compartidos ya no se “casan” con un solo destino, sino que con la misma membresía pueden pasar de un espacio a otros.
En la actualidad, abundó la ejecutiva, hay una amplia variedad de productos dentro del segmento, en los que se venden posibilidades de usarlos cuando quieran, porque lo que se sabe es que las nuevas generaciones no buscan muchos lazos, pero algo que sí quieren es viajar.
“No se quieren casar, no quieren comprar una casa solamente donde vivir, no quieren comprar un coche, no quieren nada que los ate… por eso están creciendo estas tribus de chavos que trabajan en los hostales”, apuntó.
Muestra de que pese a los cambios en los intereses la gente sigue adquiriendo tiempos compartidos es que de manera anual se tiene una conversión de 10 por ciento de las habitaciones en los centros de hospedaje, que se están trasladando a este segmento.
Una parte de sus desarrollos los convierten en club vacacional y por lo menos en Cancún ya es prácticamente imposible tener nuevos cuartos, por lo que se tienen que buscar otras estrategias. Lo que se hace ahora es medir cuánto se tiene que dejar apartado para determinados productos y se hace una revisión total de cómo va el segmento, es decir, el producto está hecho para venderlo a cada grupo, generación y cubrir sus intereses.
Edición: Laura Espejo
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