Casa Chica es un bar ubicado en Paseo de Montejo desde hace seis años que, incluso durante la pandemia, encontró la forma de adaptarse para seguir dando vida a esta zona de Mérida con gran carga histórica.
Erik Emmanuel Samson, socio del lugar, cuenta que abrieron este espacio, no solamente para ofrecer un lugar agradable y tranquilo para visitar en la ciudad, sino para formar parte del renacimiento de Paseo de Montejo.
Recuerda que, durante mucho tiempo, esta zona que incluso es turística, tuvo altas y bajas en los lugares para visitar, por lo que esperan que con Casa Chica se contribuya a darle a la ciudadanía y turistas un lugar que se quede y avive Paseo de Montejo.
Considera que esta calle “tiene una carga histórica muy importante y si consideramos el tamaño de la ciudad, realmente no está grande […] pero con la carga histórica que tiene es un posicionamiento (estar ahí)”.
En la historia de Mérida y en el corazón de quien vive en la ciudad, expresa, es muy importante esta calle que incluso cuenta con museos y los domingos de bici ruta, por ello, señala que a Casa Chica la han hecho un lugar familiar para que cualquiera pueda visitarlo, abriendo en fines de semana desde las 8 horas.
La Cafetería Impala, que está alado de Casa Chica, ya tiene tres generaciones y forma parte de la historia, además de aportar a la zona, al igual que Casa T´HŌ, cada una de diferentes formas, apunta.
Por todo esto, opina que el Carnaval de Mérida debería regresar a la calle de Paseo de Montejo, petición que desde que fue trasladado a Xmatkuil han realizado desde la sociedad.
“Mucha gente todavía está muy dolida de que hayamos quitado el carnaval del paseo y yo creo que hablamos de carga histórica; el Carnaval es una manera, en todos los países del mundo, de apropiarse de la ciudad, apropiarse del centro”, contó.
Además, señala, el Carnaval también contribuye a romper la rutina, trayendo incluso una carga sicológica positiva, que desde su punto de vista es importante realizar en esta zona, aunque se continúe también en Xmatkuil. “Yo creo que hace falta voluntad política”.
Durante la pandemia, tuvieron que adaptarse implementando desayunos durante toda la semana, pero fue precisamente este sitio el que contribuyó para que el grupo que conforma La Fundación Mezcalería, La Negrita y Casa Chica saliera adelante, gracias a que pudo convertirse en restaurante.
Edición: Estefanía Cardeña
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