“El corredor turístico de la calle 59, en el Centro Histórico de Campeche, es el claro ejemplo de que cuando existe la voluntad de mejorar para apoyar, es posible concretar un proyecto de cierre de calles que beneficie a comerciantes, habitantes y peatones”, destacó Carlos Ernesto Rosado Ruelas, ex alcalde de Campeche y precursor de la peatonalización, proyecto que asegura no ha finalizado, pero al que tampoco le ve fin.
Recordó que hace unos nueve o 10 años, los impedimentos para lograr el cierre de la arteria vinieron de los proveedores y algunos habitantes que hoy rentan sus propiedades al ramo turístico, primordialmente a los de alimentos y bebidas, hasta en 40 mil pesos mensuales.
“Hoy, la calle 59 es de lo mejor que tenemos en la ciudad y me atrevo a decir que tiene mejor rendimiento económico para el municipio y el estado que la Plaza comercial Galerías, pues todos los días hay gente consumiendo, desayunando en las mañanas o cenando y copeando con los amigos en las noches”, precisó.
Sin embargo, Rosado asegura que la peatonalización no fue fácil: destacó que cuando la obra fue proyectada y presentada por primera vez a los habitantes de la calle 59, no fue tomada con júbilo, sino que ocurrió todo lo contrario, pues los vecinos señalaron que ya no podrían estacionarse en las puertas de sus casas, tenían miedo al ruido que pudieran ocasionar los negocios y los proveedores señalaron que tendrían que buscar espacios lejos de la zona para poder descargar sus productos.
Por ello, el ex munícipe recuerda que tuvieron al menos seis meses de reuniones, diálogo y convencimiento para concretar el proyecto, ya que se tenía contemplado el cierre en las calles 53 y 8. La primera es el corredor más grande del Centro Histórico y cruza desde el mercado principal Pedro Sainz de Baranda hasta el edificio del Partido Revolucionario Institucional (PRI); la segunda es la salida a la Concha Acústica, considerada un corredor cultural.
La siguiente etapa de peatonalización seguiría en la calle 53, pero la administración municipal es corta y no dio tiempo de concluir el proyecto al gobierno en turno, sobre todo porque la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aunque no provee recursos, modificó diversas propuestas de la obra.
Rosado Ruelas afirmó que la peatonalización no es fácil y reconoce que un proyecto como el cierre de la calle tiene costo político, pues al principio es difícil concretarlo y genera mucha oposición. Pero hoy, a 10 años de su inauguración, la calle 59 demuestra que el cierre fue una buena decisión, pues no sólo sigue funcionando, sino que es admirada por miles de visitantes y es utilizada para diversas actividades culturales y turísticas, por lo que recomendó a las siguientes administraciones arriesgarse y darle continuidad.
Además, dijo que parte del proyecto también contemplaba a las salidas de todos los edificios gubernamentales, pues hay dependencias estatales, federales y municipales que afectan al libre tránsito de los peatones. Las salidas de esos espacios eran el parteaguas para lograr que la peatonalización fuera completa y no se quedara sólo las tres calles que él contemplaba.
Finalmente, Rosado recordó que esta idea surgió cuando él fue vicepresidente de las ciudades patrimoniales de México: al visitar otras urbes con este título, observó que la mayoría tenían una o varias calle peatonalizadas.
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