Opinión
Margarita Robleda Moguel
30/03/2025 | Mérida, Yucatán
Cada vez siento más mía la Filey. Voy por los pasillos saludando y repartiendo abrazos, tomando selfis y dejándome tomar. Cada vez me queda más claro que “los locos se juntan con los de su especie”, por eso nos reconocemos y saludamos con tanto gusto, nos reencontramos, alimentamos nuestra esperanza, compartimos nuestros descubrimientos.
El miércoles 26 fue un día muy especial, inicié el festejo de mi cumple 75 que durará todo el año. Decidí regalarme editar un libro hermoso para que circule y cumpla su misión de
compartir La magia de la Luna. Incluí un QR en el que el lector puede leer y escuchar el poema con la entonación de la autora; palabras sanadoras y estimulantes. Vi mi vida desfilar. No solamente eran mis hermanitos, sus hijos y sobrinos nietos, estaban amigos nuevos y de toda la vida, personas a las que hace más de 45 años les canté en los programas
El Mundo de Margarita y Chavita y en
El Mundo de Cristal, como la mujer que escuchó en Radio Formula con José Luis Preciado, y fue tal su emoción que convenció a su marido y fue. Otra mujer, me confesó que hace unos 25 años les di una charla a un grupo de padres que estaban muy angustiados por sus hijos que pasaban un momento difícil, les conté que acababa de regresar de Villahermosa donde había pasado un “diluvio” en el que los ríos se desbordaron. Que en el pasado la gente era consciente de que esas cosas suceden en su tierra y en esos casos, bajan su cayuco y se van remando a tierras más altas. Pero que ahora se confiaron en la modernidad y se deshicieron de su cayuco y las situaciones se complicaron más. Les pregunté que de qué estaba hecho sus cayucos: ¿de la fuerza de la familia, de la fe, de los conocimientos? En fin. Que el cayuco, siempre ha de estar disponible para el momento que lo necesitamos. Conforme lo contaba, lo fui recordando. Concluyó: “siempre te recuerdo con cariño, la conciencia del poder del cayuco ha estado conmigo desde entonces”.
Quizá es cosa de la edad, uno se vuelve más sensible, pero son los momentos en que agradezco al universo que no importa si fue hace 30 años, 10, o 50, sigo trabajando por seguir siendo coherente. Incluso Celia Pedrero, a quien invité a acompañarme a presentar el libro, porque respeto mucho su conocimiento literario, a la hora de la lectura de su texto, asomó la niña que cantaba mis canciones.
Sí, la Filey, nos integra. Conocí a una familia joven de Chetumal que me llevaron mis primeros libros, esos que eran mis canciones y decidí que no era Cenicienta esperando ser salvada y dibujé al Gusanito, El Caracol, El Ciempies y la Ranita, e imprimí. Y mientras le ponía unas palabras y besos de rana al libro, le cantaba un trozo de la canción a la niña. Me contaron que en 2024 fue su primera visita a la Filey y tomaron la decisión de hacerlo cada año. Vienen a Mérida y se quedan cinco días para disfrutar la feria desde que abre hasta que termina el día. Pensé en tanta gente en mi ciudad que no han descubierto la magia que propicia el placer del artista que comparte su quehacer y nos nutre de vida.
Como el viernes pasado que llegué al teatro del salón Uxmal. Había participado en UC Mexicanistas y en la presentación del libro “Voces de los jóvenes del Sur”; la semana había estado intensa. Me sentía agotada y me preguntaba cómo lograría comunicarme con los más de 600 jóvenes que calculaban ahí. Recibí la respuesta, la orquesta sinfónica de Bellas Artes, en todo su esplendor, hacían volar a los bailarines, zapateando en el escenario. La canción Mi ciudad del yucateco Guadalupe Trigo, recorrió todas mis venas conectando mis neuronas y potenciando mi amor por los jóvenes. Cuando llegó el momento, logré conectarme a nivel inimaginado en un cuerpo drenado.
¡Cuánto talento hay en Yucatán, en la península! La UADY-Filey, es un escenario ideal para manifestarse al mundo.
En Facebook, sobre “Mujeres de Dzitbalché, eco de los Cantares”, el rector de la UADY, Carlos Alberto Estrada Pinto, las felicitó, comentando: “En la Filey siempre habrá un espacio para las voces que emergen de nuestras comunidades, enriqueciendo el diálogo cultural”.
¡Felicidades a la UADY, a Teté Mezquita y a su super equipo!
“Ahí viene la Filey, ¡ahí viene la UADY Filey 2026!”
Edición: Fernando Sierra