Opinión
La Jornada Maya
21/05/2025 | Mérida, Yucatán
Más allá de la mezquindad de los dichos, pareciera que lo prioritario era sacar raja política aludiendo a una supuesta degradación o falta de seguimiento de los protocolos a seguir en las maniobras portuarias de una nave que lleva ya varias décadas como insignia de la buena voluntad. Lo grave han sido las muertes de la cadete América Yamileth Sánchez y el marinero Adal Jair Marcos, fallecidos en la colisión, además de la veintena de heridos que requirieron hospitalización.
El buque se encontraba en una navegación de instrucción que contemplaba tocar 22 puertos en 15 países, programa que el accidente forzó a interrumpir.
Pero los autoproclamados defensores de que el tiempo pasado fue mejor, incluso para el Cuauhtémoc que no tenía registro de accidentes, terminaron exhibiendo su ignorancia en materia de diplomacia y de maniobras portuarias en territorio extranjero, como es este caso: Cuando un barco como el buque mexicano, ingresa a un puerto en el extranjero, y su misión es la de reforzar relaciones de amistad o una celebración, la nación anfitriona le encarga a uno de sus pilotos la operación de la nave visitante, contemplando que esas aguas le son conocidas; en otras palabras, se le ofrece la guía precisamente con ánimo de que toque tierra de forma segura.
Habrá que esperar todavía más, porque la investigación formal lleva entre 12 y 24 meses, según refiere la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB por sus siglas en inglés). Se requieren entrevistas con la tripulación y hacerle pruebas periciales al barco, para lo cual se requiere el permiso del gobierno mexicano.
Queda entonces esperar porque, en lo próximo, el informe aclare lo ocurrido y defina hasta qué punto fue responsable el piloto estadunidense y si el accidente pudo manejarse mejor. Esto le interesa particularmente a las compañías aseguradoras. Lo que sí es, en este momento, una obligación inmediata por parte del gobierno mexicano, es brindar todo el apoyo a los familiares de América Yamileth Suárez y Adal Jair Marcos, así como a los marinos lesionados.
Edición: Fernando Sierra