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Miles de teléfonos celulares captaron el aparatoso accidente en el que los mástiles del buque escuela Cuauhtémoc, de la Marina mexicana, se estrellaron contra el puente de Brooklyn, en la ciudad de Nueva York, el fin de semana. Con la misma, las reacciones de ciertos actores políticos nacionales con la finalidad de descalificar a los mandos navales a cargo del barco, con la premisa de que se trataba de improvisados pero leales al signo de la Cuarta Transformación.

Más allá de la mezquindad de los dichos, pareciera que lo prioritario era sacar raja política aludiendo a una supuesta degradación o falta de seguimiento de los protocolos a seguir en las maniobras portuarias de una nave que lleva ya varias décadas como insignia de la buena voluntad. Lo grave han sido las muertes de la cadete América Yamileth Sánchez y el marinero Adal Jair Marcos, fallecidos en la colisión, además de la veintena de heridos que requirieron hospitalización.


El buque se encontraba en una navegación de instrucción que contemplaba tocar 22 puertos en 15 países, programa que el accidente forzó a interrumpir.

Pero los autoproclamados defensores de que el tiempo pasado fue mejor, incluso para el Cuauhtémoc que no tenía registro de accidentes, terminaron exhibiendo su ignorancia en materia de diplomacia y de maniobras portuarias en territorio extranjero, como es este caso: Cuando un barco como el buque mexicano, ingresa a un puerto en el extranjero, y su misión es la de reforzar relaciones de amistad o una celebración, la nación anfitriona le encarga a uno de sus pilotos la operación de la nave visitante, contemplando que esas aguas le son conocidas; en otras palabras, se le ofrece la guía precisamente con ánimo de que toque tierra de forma segura. 

Este martes se ha hecho público que toda la maniobra del Cuauhtémoc, desde que zarpó hasta que impactó con el puente de Brooklyn, estuvo a cargo del piloto de puerto, quien a su vez es un servidor público del gobierno de la ciudad de Nueva York. Es decir, esta persona es responsable del incidente.

Ahora, también sería una bajeza dejar toda la carga sobre los hombros de este capitán, cuyo nombre no se ha dado a conocer. Las corrientes fluviales obedecen a diferentes factores ambientales sumamente variables, como son la dirección y velocidad del viento, si se presentó una racha, la fase en que se encuentre la luna o algún cambio en el lecho de un río como es el Este, donde se encontraba el Cuauhtémoc. Eso sí, el deslinde de responsabilidades le corresponde a las autoridades de Estados Unidos, que ya han anunciado que tendrán listo un informe preliminar en un plazo aproximado de 30 días

Habrá que esperar todavía más, porque la investigación formal lleva entre 12 y 24 meses, según refiere la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB por sus siglas en inglés). Se requieren entrevistas con la tripulación y hacerle pruebas periciales al barco, para lo cual se requiere el permiso del gobierno mexicano.

Queda entonces esperar porque, en lo próximo, el informe aclare lo ocurrido y defina hasta qué punto fue responsable el piloto estadunidense y si el accidente pudo manejarse mejor. Esto le interesa particularmente a las compañías aseguradoras. Lo que sí es, en este momento, una obligación inmediata por parte del gobierno mexicano, es brindar todo el apoyo a los familiares de América Yamileth Suárez y Adal Jair Marcos, así como a los marinos lesionados.

Edición: Fernando Sierra


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