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Ana Ramírez
21/05/2025 | Cancún, Quintana Roo
El incremento de precios en insumos básicos sí ha afectado al sector gastronómico y aunque los restaurantes no han implementado incrementos en sus menús, sí se han visto afectados por los costos de operación, indicó Marcy Bezaleel Pacheco, presidente de Cocineros de Quintana Roo.
"Hay ciertas cosas que han estado subiendo aquí en México, que es la canasta básica, entonces hemos estado todavía viendo de qué manera tanto en restaurantes dentro de hoteles, como fuera de hoteles, más en esta parte del Caribe Mexicano, que es turística, cómo aguantar mínimo otros tres meses con los mismos precios de principios de año", mencionói.
El panorama para los restaurantes, dijo, sigue siendo complicado, especialmente porque a las afectaciones por la baja turística y la economía post pandemia ahora se suman el encarecimiento de servicios como la electricidad y problemas de movilidad que impactan directamente en la operación diaria de los negocios.
Uno de los principales productos afectados, enlistó, es el maíz, cuyo precio por kilo ha aumentado entre 1.7 y 2.3 pesos en la península de Yucatán; también se ha registrado un incremento notable en el costo del frijol y del huevo. “Al principio parecen unos cuantos pesos, pero cuando se manejan cantidades grandes, el impacto es considerable”, enfatizó.
Pese al aumento en los costos, la mayoría de los establecimientos ha optado por no subir precios de forma directa, aseguró. En su lugar, implementan estrategias como impulsar la venta de productos más rentables como ensaladas o frutas de temporada, que permiten mantener los márgenes de ganancia sin afectar la percepción del cliente.
Incluso no ha habido más cierres de negocios que los habituales en cualquier temporada y siguen abriendo otros, pero hay insumos como la luz, que está costando no sólo por lo que se pierde al no dar servicios, sino que hay equipos como refrigeradores que se siguen descomponiendo con los apagones, aunado a costos por logística, causados principalmente por fallas en la movilidad.
Aunque la cifra no parece alarmante, el impacto acumulado y la baja en el consumo hace que muchos negocios operen al límite, por lo que las estrategias para reducir costos continúan y no han elevado los precios. “Tratamos de no tocar productos sensibles, como el huevo. En vez de subir su precio buscamos que el comensal consuma otras opciones donde podamos tener un poco más de rentabilidad sin que lo sienta como un golpe al bolsillo”, explicó el entrevistado.
Edición: Estefanía Cardeña