El lenguaje empieza desde el día uno de todo ser humano, desde que el bebé comienza a mirar a mamá y papá; a partir de ese día uno y hacia la primera infancia pueden identificarse algunos problemas que de no atenderse podrían acarrear dificultades mayores a futuro, de allí la importancia de que los padres de familia estén atentos para poder identificarlos, destacó Daniela Abad Martínez, maestra en pedagogía.
La experta dio a conocer que ocho de cada 10 niños tienen alguna problemática con el lenguaje, porque los siguen viendo como bebés, llegan a primaria y comienzan los problemas de aprendizaje.
¿Cómo detectar esas señales?
“Si no hay una mirada fija con mamá o algún miembro de la familia podría haber un autismo, por ejemplo, ahí corremos al neurólogo a revisar al bebé… más adelante, a los dos años y medio, tres años, si no han iniciado el lenguaje oral me tengo que preocupar, porque puede tener algún problema neuronal, emocional o puede que esté consentido y hay que acudir con un especialista para saber porqué mi hijo no está hablando”, apuntó.
La primera fase, una vez identificada cualquier situación que nos parezca extraña o problema claro de lenguaje es acudir con un neurólogo, porque será quien identifique específicamente el origen, aunque también se puede consultar a un especialista en lenguaje, quien está en capacidad de definir si es necesario llegar al neurólogo o con terapia de lenguaje puede darse solución.
La otra etapa de identificación es si a la edad de seis a siete años no han logrado el lenguaje oral completo, que impacta en los procesos de lecto escritura, matemáticos y de identificación; también sirven para niños con autismo, asperger o TDHA.
Advirtió que si una maestra, por ejemplo, informa a los padres que su hijo tiene TDHA o alguna otra condición, lo que deben hacer es ir con una especialista, porque ningún docente puede diagnosticar, a menos que sea sicólogo, pedagogo con maestría, con especialidad o el neurólogo.
Ocuparse, no preocuparse
Dislexias, disgrafías y discalculias son algunas de las principales dificultades en el aprendizaje que afectan a nivel neurológico y que deben detectarse lo antes posible para que el impacto sea menor. Ante esto, recomendó a los padres de familia o cuidadores que antes de asustarse por identificar algo en los menores tengan claro que son trastornos que se pueden trabajar y que entre más pronto se identifiquen, mejores resultados tendrán las terapias.
Desde escribir los en lugar de sol, escribir 3 en lugar de E, así como no pronunciar correctamente letras como la R, S o C cuando ya llegaron a los seis años pueden ser signos de alarma y que en lugar de un año de terapia podrían requerir hasta cinco.
“Muchos trastornos son emocionales, han llegado conmigo niños de 10 años que no saben leer y a la segunda o tercera sesión me doy cuenta de que es por algo emocional, porque la mamá no está todo el día o no están presentes los padres y tapan esto con las emociones”, ejemplificó la pedagoga.
Edición: Ana Ordaz
Jueza adscrita al penal estatal de Chalco amplió a octubre la etapa del cierre de investigación
La Jornada
Unos 3 mil productores serán beneficiados con sistemas modernos y eficientes
La Jornada Maya
Robert De Niro recibirá una Palma de Oro honorífica en el evento
Ap / Afp
Amenazó con suspender bienes y salarios a los más de 10 millones de indocumentados
La Jornada