Construir maternidades que coexistan con proyectos de vida: académica

Especial: Abanico de maternidades

Para la investigadora Rocío Quintal López, es urgente deconstruir y hacer más humanas las maternidades. Deben edificarse de tal modo que puedan coexistir con los proyectos de vida de las mujeres; y que no se vean en la necesidad de renunciar a ellos.  Así lo expresó durante su participación en la charla Maternidad: El derecho a elegir, organizada por Repavih.

Quintal López ha dedicado tiempo a realizar una investigación con mujeres mexicanas mayores de 30 años que decidieron no ser madres, lo que, según detalló, se trató de un proceso menos complicado de lo que pensó.

El requisito era que las mujeres hubieran elegido por voluntad propia no ser madres, que ningún factor biológico o religioso interviniera. Tras ubicar a una primera mujer y ésta la llevó a otra, pues tienden a tejer redes de apoyo, señaló.

“Lo interesante es que las mujeres estaban ávidas de hablar, de que alguien escuchara la historia no tradicional de la maternidad, lejos de lo socialmente aceptado. Hay pocos espacios para escuchar a las mujeres que no quieren ser madres por diversas razones”, sentenció.

En ese sentido, la académica lamento que todavía persistan las críticas en algunos círculos sociales, en los que se percibe a las mujeres que eligen no ser madres como poco serias, inestables; o que no quieren sentar cabeza.

Por ejemplo, relató, una entrevistada sicóloga que atendía a gente de un nivel socioeconómico alto, era cuestionada por sus pacientes, pues la idea es que, si es terapeuta familiar, debe tener una familia; y al no era así generaba inquietud con respecto a su profesionalismo.

“Entonces aprendió, como parte de sus estrategias de supervivencia a decir ‘claro que tengo hijos’. Se cansó de dar explicaciones”, expuso.

De igual modo, hay mujeres que al inicio daban justificaciones respecto a su decisión; y la gente las miraba como egoístas. También aprendieron a decir que no era biológicamente posible para ellas el ser madres, señaló.

“Estos testimonios nos hablan de que México tiene una cultura en donde, si bien ha habido avances, escuchar que una mujer elija no ser madre por su proyecto de vida todavía no es tan cómodo para ciertos sectores”, añadió Quintal López.

Desde su perspectiva, este panorama afortunadamente está cambiando paulatinamente; y las generaciones más jóvenes “vienen con otra agenda”; aunque también crecen en un contexto cultural donde hay gente que tratará que se cumpla con lo que se espera de las mujeres, que es ser madres.

Visiones idílicas de la maternidad

La académica consideró que la visión idílica de la maternidad ha sido un factor que ha contribuido para que muchos hombres no ejerzan una paternidad responsable. “Esta visión nos ha hecho creer que es algo natural, que no tendríamos que detenernos a pensar”, dijo. 

Según la académica, se tiene la idea de que esto es algo propio de las mujeres, pero no de los hombres, por lo que la visión romántica del 10 de mayo y la cultura que rodea la fecha, oculta un discurso de sometimiento incondicional a costa del proyecto propio como mujer.

No se trata de no ser madre, aclaró, pero la maternidad tiene que ser una elección y hay mujeres que pueden decidir si serlo o no. El planteamiento es encontrar nuevas maneras ser mamás, maternidades con menos costos emocionales, físicos, sicológicos y sociales.

“Que efectivamente sean crianzas compartidas y no como sucede ahora, cuando la llegada de un hijo se traduce en renuncias y costos para la mujer; y no para los hombres, quienes se enteran que son papás y siguen con su vida en muchos sentidos”, condenó.

Según la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo, mientras las mujeres dedican 25 horas a la semana al cuidado de los niños de 6 años o menos, los hombres dedican 6 horas a esas mismas labores. El cuidado por parte de los padres sigue siendo visto como “un favor”.

“En un conocido restaurante del norte de Mérida”, dijo a manera de ejemplo, “hace años me llamó la atención que en el área de juegos había un cartel que decía 'mamita, cuida a tu hijo cuando juegue para que no se vaya a lastimar’”.

“Está tan naturalizado que quien hizo ese cartel nunca se detuvo a pensar que era incluso acosador para las mujeres el dirigirse a las ‘mamitas’ para demandar la tarea de cuidado. Quien tiene que dejar de comer es la mamá, aunque el papá esté ahí, el llamado no le corresponde”, sentenció.

Pese a la escolaridad de sus entrevistadas -maestría en su mayoría- sus familias les preguntaban cuándo sentarían cabeza. A lo anterior, Rocío Quintal lo atribuye a que en la sociedad se relaciona la maternidad con la madurez, señaló. “Como si automáticamente parir les diera un halo de madurez”.

Las estadísticas muestran una gran cantidad de problemas emocionales que conlleva el hecho de ser una madre adolescente. La cantidad de maltrato físico y emocional es una parte de la que se habla poco.

“Cuando la maternidad no es elegida y deseada, los impactos ponen a los hijos en bastante desventaja. Son historias de abandono, violencia, rechazo que muchas veces se entrecruzan con adicciones y delincuencia. Se entra a dinámicas complicadas”, advirtió.

Si un hijo es deseado, de entrada, explicó, nace con ventajas con las que no nace un niño que no fue planeado. Los obstáculos van a ser más duros para el segundo porque se va a encontrar con “un camino lleno de baches’”.

En ese sentido, concluyó que, como sociedad, hablar de estos temas y construir maternidades deseadas es una manera de construir mejores entornos, con seres humanos emocionalmente más fuertes.

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Edición: Estefanía Cardeña