Mujeres rurales artistas piden espacios para identificarse sin culturas estereotipadas

“Mi intención creativa es generar espacios para que las mujeres que venimos de comunidades podamos crear materiales audiovisuales o piezas artísticas con las que seamos una mirada local”, Yaremi Chan, creadora escénica, actriz y directora de Pies de Mezcal.

La oaxaqueña Ángeles Cruz fue inspiración por mostrar una mirada local, desde su comunidad, en la pantalla grande y, al mismo tiempo, lamenta no haber encontrado material de otras mujeres de la península yucateca.

Yaremi Chan comenzó a estudiar cine con una perspectiva indígena desde agosto en la Escuela Diversa de Cine Indígena, creada gracias a una alianza entre el Museo Chileno de Arte Precolombino y el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas UC (CIIR), al cuestionarse cuál es el lugar que ocupan en escena como personas indígenas, pues expresa que suele encontrarse con películas que les representan de una forma estereotipada y que no se asemeja con su forma de vivir.

“Yo no me veo así”, pensaba al mirar ese tipo de contenido; pero fue cuando participó en escena para una obra de teatro llamada Ñiami Tañi Pixán, que era una colaboración entre el pueblo mapuche y el pueblo maya cuando conoció a Paula, a quien ahora llama “madre”, quien aborda el teatro desde la perspectiva indígena, rural.

Al escuchar su historia, por fin sintió que podía identificarse, pues ella le contó que cuando estudiaba teatro no sentía que las historias que se narraban la representaran; justo como le pasaba a ella “no me siento en pertenencia con las obras que estoy haciendo, con lo que estoy estudiando”.

Eso le llevó a tener aún mayor interés en el tema, al sentir esa falta de identidad con lo que veía, reconoció que esas obras son lejanas a su cultura y la necesidad de las mujeres rurales para crear esos espacios; encuentra una deuda histórica por parte de la sociedad al habérselos negado por tanto tiempo.

“Era como si lo maya se hubiera quedado en el museo, en las pirámides; pero somos un pueblo vivo, cambiante”.

La imagen que muestran de las mujeres mayas, señala, es de aquella que se sienta a tortear las tortillas, “siempre esa es la imagen desde el romanticismo y folclorización para el turismo” y ella confrontó “necesito tomar el arte para hacer una denuncia y para visibilizarnos”.

Por ello, creó una miniserie documental de tres episodios llamada Maaya ko’olelo’ob donde cuenta la historia de tres amigas: Óol, cantautora maya, Yazmín Novelo; Loolankil, Socorro Loeza Flores, dramaturga y directora de teatro maya y Yamili Chan, antropóloga, activista por la educación sexual de las mujeres mayas y la primera mujer reconocida ejidataria ante la ley.

“Cuando decimos ‘mayas’ hacemos un posicionamiento político de visibilizar a un pueblo indígena que durante muchos años ha estado luchando contra el despojo territorial, y las mujeres no hemos tenido papeles activos”.

Cuando estudiaba la historia de la Guerra de Castas, recuerda, notó que hablaban de los hombres como grandes guerreros, pero “¿y las mujeres dónde estamos? Estoy segura que las mujeres en la historia hemos tenido papeles importantes, pero hemos sido omitidas”.

Comenzó a mirar a su alrededor y apreciar a su amiga cantautora maya, a su amiga maestra de lengua maya y afirmó que son diversas y merecen los espacios que les han sido arrebatados, “los gobiernos tienen deudas históricas con sus pueblos y con sus mujeres”.

Analiza que incluso parir les ha sido impuesto sin perspectiva cultural, pues hay mujeres que desean dar a luz con una partera y les niegan ese derecho porque piensan que es conocimiento caducado y ocurre lo mismo con la herbolaria maya. 

“Veo cómo nosotras las mujeres de comunidades hemos tenido escaso acceso a educación sexual”, cuenta que ella misma vivió esa situación, pues fue hasta que se mudó a Mérida que tuvo conocimientos sobre anticoncepción y feminismo, los cuales no llegaban hasta su pueblo.

“Yo creo que toda persona tiene derecho a expresarse y en el caso de las mujeres rurales, casi no las han dejado […] Han sido otros los que dicen y hacen por nosotras y ya estamos cansadas de que otros, que no entienden nuestra cultura quieren hablar de ella, ¿hasta cuándo más?”.

De tal forma, encuentra que el teatro en comunidad es una mejor vía para mostrar la cultura, porque es una forma de fortalecer sus vínculos y al mismo tiempo les confronta porque abren el lugar para conocer la diversidad de sus opiniones.

“En los procesos comunitarios hay una escucha muy fuerte y se respetan las opiniones del otro”, lo cual no percibe del mismo modo cuando actúa en la ciudad; pero resalta que es importante crear encuentros internacionales de mujeres indígenas y no quedarse únicamente con los de su comunidad, “porque una mujer indígena tiene su cultura, pero es importante que podamos convivir con otras, hermanarnos, reconocernos”.

El tema es fundamental, desde su perspectiva, crear espacios para las mujeres rurales no solamente es mostrar su arte, sino también romper barreras y brechas que incluso las ponen en mayor riesgo de ser víctimas de feminicidio y que estos salgan a la luz, “pocos son registrados, difundidos, pocos toman importancia” porque las madres y padres no tienen los medios para hacerlo, pues incluso el español se convierte en una barrera. “Es importante que las mujeres rurales tengan espacios en su lengua y derecho a decidir por nosotras porque ya por muchos, muchos, muchos años nos han dicho cómo y eso ha dañado mucho a nuestras abuelas y bisabuelas, hay que cambiar”.

Tomar las herramientas digitales y tecnológicas, opina, no es abandonar sus raíces, sino reconocerse mujeres vivas y cambiantes para tomar las herramientas y utilizarlas en beneficio de su lucha.

También te puede interesar: 

-Otra forma de ser mujeres

-Uláak’ u ko’olelil kaaj

-Toj Óolal Puksiik’al, a 13 años de ir contra la violencia de género

-Mujeres rurales han tenido que adaptarse a los cambios: Venancia Coh

-Mujeres rurales, sinónimo de 'todólogas', pero sin derechos sobre su tierra

-Aldea Ahau Chooc preserva las costumbres mayas

-Centros Regionales Violeta refuerzan su presencia en Yucatán

-U Yich Lu’um y una radical idea de progreso para municipios rurales como Sanahcat

-Luna nueva

Edición: Laura Espejo