El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) acusó el martes a las fuerzas gubernamentales sirias de ejecutar a una veintena de civiles drusos tras entrar en Sweida, donde algunos residentes atemorizados relataron numerosos abusos.
Las fuerzas sirias se desplegaron por la mañana en la ciudad -de mayoría drusa- hasta ahora en manos de combatientes drusos locales y afirmaron que querían restablecer la estabilidad después de dos días de enfrentamientos entre grupos drusos y beduinos, que dejaron un centenar de muertos.
Israel, que asegura querer defender a la comunidad drusa, bombardeó a las fuerzas gubernamentales tras su entrada en Sweida (sur). Siria denunció los ataques y dijo que responsabiliza a Israel de sus "consecuencias".
El OSDH afirmó que las fuerzas gubernamentales "ejecutaron" a 21 civiles drusos el martes, 12 de ellos en el asalto de una casa de huéspedes en la ciudad.
Un video no verificado que circula por redes sociales muestra al menos a 10 personas vestidas de civil cubiertas de sangre en el interior de la casa de huéspedes.
La organización también indicó que un grupo armado afiliado a las fuerzas gubernamentales ejecutó a "cuatro civiles drusos, entre ellos una mujer", en un pueblo vecino, y que otro grupo mató a tiros a tres hombres, en presencia de su madre, cerca de una rotonda al norte de Sweida.
Un corresponsal de AFP, que entró en Sweida poco después que las fuerzas sirias, vio cuerpos tendidos en el suelo mientras sonaban intermitentemente disparos en la ciudad, desierta y bajo toque de queda.
"Prácticas salvajes"
"Estoy en el centro de Sweida", declaró a AFP por teléfono un residente refugiado en su vivienda. "Ha habido ejecuciones, casas y tiendas quemadas, robos y saqueos", afirmó el hombre, que no quiso desvelar su identidad.
"Las fuerzas gubernamentales entraron en la ciudad con el pretexto de restablecer la seguridad (…) pero desgraciadamente han protagonizado prácticas salvajes", indicó Rayan Maarouf, redactor jefe del portal de noticias local Suwayda 24.
El enviado de Estados Unidos para Siria, Tom Barrack, calificó de "preocupante" la violencia en la región y afirmó estar trabajando "con todas las partes" para restablecer la calma.
Esta violencia ilustra los retos a los que se enfrenta el gobierno interino de Ahmed al Sharaa desde que él y una coalición de grupos rebeldes suníes derrocaron al presidente Bashar al Asad en diciembre, en un país marcado por casi 14 años de guerra civil.
La provincia de Sweida alberga la mayor comunidad drusa del país, una minoría derivada del chiismo, pero considerada como una corriente esotérica, que cuenta con unos 700 mil miembros en Siria y también está presente en Líbano e Israel.
Israel, que técnicamente está en guerra con la vecina Siria, bombardea desde el lunes a las fuerzas gubernamentales en Sweida y declaró que no permitiría ninguna presencia militar en el sur de ese país.
"Actuamos para impedir que el régimen sirio les haga daño (a los drusos) y para garantizar la desmilitarización de la zona adyacente a nuestra frontera con Siria", declararon el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Israel Katz, en un comunicado conjunto.
"No permitiremos el regreso a una situación en la que se establezca un ‘segundo Líbano'" en esta región, dijo más tarde Netanyahu, refiriéndose a los conflictos que han enfrentado a su país con el movimiento libanés Hezbolá.
Confusión
La oleada de violencia se desencadenó el domingo, cuando estallaron enfrentamientos entre combatientes drusos y tribus beduinas, que mantienen relaciones tensas desde hace décadas.
Las fuerzas gubernamentales intervinieron, alegando querer pacificar la región, pero participaron en los combates contra las facciones drusas junto a los beduinos, según el OSDH, testigos y grupos drusos.
Según el observatorio, los enfrentamientos dejaron 203 muertos: 71 drusos, incluidas dos mujeres y dos niños, 93 miembros de las fuerzas de seguridad y 18 beduinos, además de los 21 civiles drusos ejecutados.
A pesar del alto el fuego anunciado por las autoridades, la situación parecía confusa en Sweida.
El Ministerio del Interior anunció por la noche que continuaban los enfrentamientos "en ciertas zonas" de la ciudad y afirmó que se habían "violado" los acuerdos alcanzados con los líderes religiosos para restablecer la calma.
Tras la caída de Bashar al Asad, la violencia mortífera contra la comunidad alauita, de la que desciende el presidente derrocado, y después contra los drusos, así como un atentado contra una iglesia en Damasco en junio, han hecho tambalear la confianza en la capacidad del nuevo gobierno para proteger a las minorías.
Abusos, incendios y saqueos
"Estoy en el centro de Sweida. Hay ejecuciones, casas y tiendas incendiadas, robos y saqueos", contó un vecino del lugar a un corresponsal de la AFP en el área.
"Seguimos oyendo disparos. Uno de mis amigos del oeste de la ciudad me contó que unos desconocidos entraron en su casa, echaron a los miembros de su familia tras confiscarles los teléfonos móviles e incendiaron la vivienda", agregó el hombre, que pidió el anonimato.
En imágenes de la AFP, se ve humaredas emanando de varios edificios de la localidad, de unos 150 mil habitantes.
Otro lugareño, que tampoco quiso divulgar su identidad, dijo que vio "hombres armados vestidos de civil (…) saqueando tiendas y metiéndoles fuego".
"Hay tiros indiscriminados, tengo miedo de salir de casa", señaló, y afirmó lamentar "no haber huido antes de que llegaran".
Al asumir el poder, las nuevas autoridades lideradas por Ahmed al Sharaa prometieron velar por los derechos de las múltiples minorías en Siria y tratan de restablecer la seguridad en el conjunto del país.
Civiles muertos
Lo ocurrido en Sweida ya se había visto antes en otras regiones sirias desde que el derrocamiento Al Asad, con las fuerzas gubernamentales islamistas, acompañadas de combatientes no identificados, sometiendo a abusos a la población.
A principios de marzo, cientos de civiles de la minoría alauita fueron masacrados el litoral del país, tras unos ataques contra las fuerzas de seguridad. De los crímenes se acusó, precisamente, a estas últimas, a grupos armados aliados y a yihadistas extranjeros.
El lunes, las tropas gubernamentales intervinieron en la región de Sweida asegurando querer poner fin a los enfrentamientos entre combatientes drusos y tribus beduinas locales, que han mantenido relaciones tensas durante décadas.
Las fuerzas gubernamentales combatieron contra facciones drusas junto a los beduinos, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), testigos y grupos drusos.
Este martes, iban acompañadas de combatientes beduinos cuando entraron en la ciudad, según testigos.
"Las fuerzas gubernamentales entraron en la ciudad con el pretexto de restablecer la seguridad (…) pero desgraciadamente se dedicaron a prácticas salvajes", declaró Ryan Maarouf, redactor en jefe del diario local Suwayda 24.
"Hay casos de civiles muertos (…) decenas, pero no tenemos cifras precisas", agregó, y acusó a las "fuerzas gubernamentales".
Según el OSDH, doce civiles murieron en una casa de huéspedes que fue asaltada por las tropas gubernamentales.
Los combatientes también destruyeron varias estatuas en las plazas de la ciudad. Los islamistas radicales consideran que las estatuas deberían estar prohibidas, pues las asimilan con la idolatría.
En el cielo, varios aviones militares sobrevolaban la ciudad. El ejército israelí dijo que había bombardeado vehículos militares de las fuerzas sirias, con el fin, afirmó, de proteger a los drusos.
Miles de habitantes huyeron, algunos hacia zonas cercanas a la frontera jordana, según Maarouf.
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