Dada la escasa densidad poblacional, lo agreste de su territorio y su precaria economía, las ciudades mayas del sur de Quintana Roo se mantuvieron alejadas de la investigación arqueológica y la visita pública, tal es el caso de Dzibanché-Kinichná, cuyo estudio se retoma a raíz de los trabajos del Tren Maya, dio a conocer el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en la conferencia de prensa mañanera de este lunes.
En voz de su titular, Diego Prieto Hernández, el INAH informó que se intensificará en las próximas semanas las tareas de salvamento arqueológico en los tramos 6 y 7 del Tren Maya, para que sean liberados a finales de abril próximo.
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Los primeros reportes de Dzibanché (que significa “escritura en madera”) se dieron hace casi un siglo, y fue reconocida por la Expedición Científica Mexicana, en el gobierno del entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río. No obstante, las exploraciones sistemáticas se dilataron hasta la década de 1990, gracias al interés del arqueólogo Enrique Nalda, cuyas discípulas y discípulos han continuado las excavaciones.
Esta urbe, construida sobre una superficie de unos 60 kilómetros cuadrados, remonta su origen al siglo III a.C., y su auge ocurrió entre los siglos VI y IX de nuestra era, cuando fue gobernada por la dinastía Canul.
La ciudad está conformada por cuatro grandes conjuntos, interconectados por sacbés o caminos blancos. Entre sus edificios destacan los templos de los Cautivos, del Búho y de los Cormoranes, en los dos últimos se descubrieron cámaras funerarias de personajes de alto rango, a quienes se les hizo acompañar de ricas ofrendas.
Dzibanché forma un sólo conjunto urbano junto con Kinichná o “Casa del sol”, una acrópolis desarrollada en tres niveles, accesibles gracias a una escalinata que conduce a dos templos contiguos.
En el marco del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), el conjunto Dzibanché-Kinichná será equipado con una unidad de servicios, un pozo profundo para los servicios hidráulicos, un campamento arqueológico y una sala introductoria, también se mejorarán los servicios digitales y se habilitarán los senderos del sitio con señalética.
Durante su participación en la conferencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, Prieto Hernández indicó que el cumplimiento del trabajo pendiente en los tramos 6 y 7 permitirá liberar los derechos de vía del último trayecto, para la construcción de esta emblemática obra ferroviaria que conectará el sureste y la península de Yucatán.
Destacó que la prospección arqueológica ha concluido en los mil 600 kilómetros lineales que abarca el recorrido, identificando un sinnúmero de elementos culturales –tan sólo en el tramo 7 se ubicaron alrededor de 11 mil vestigios–, que constituyen la base de la más grande investigación arqueológica desarrollada en esa región.
En el tramo 5 (Cancún-Tulum) se lleva un avance de 81.97 por ciento de visto bueno de obra; mientras que en los tramos 6 (Tulum-Chetumal) y 7 (Chetumal-Escárcega), cuentan con 60.71 por ciento y 57.36 por ciento, respectivamente. Estas cifras aumentarán en las siguientes semanas bajo la supervisión y colaboración de diversos especialistas en campo, principalmente arqueólogos y arqueólogas.
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