Aranza, chica trans normalista, sin temor a prejuicios y transfobia

A pesar de que en Yucatán todavía no se pueden realizar cambios de identidad de género en el acta de nacimiento y otros documentos, personas de la comunidad trans realizan sus actividades escolares y laborales como hombres y mujeres trans. Luchan contra una barrera de transfobia y discriminación con tal se ser lo que son, sin temor, apariencias ni ataduras. El colectivo Yucatrans registra por lo menos 20 universitarios trans.

Tal es el caso de Aranza Victoria Zapata, de 18 años, quien es la única mujer trans cursando el primer año en la Escuela Normal Superior de Yucatán Profesor Antonio Betancourt Pérez. Aunque los trámites para hacer su cambio de identidad de género en su acta de nacimiento están en proceso, ella asiste a la escuela como una chica trans.

Recientemente, activistas de la comunidad LGBTTTI presentaron una agenda con exigencias para los próximos candidatos a puestos de elección, entre las que se encuentran el reconocimiento jurídico de la identidad de las personas. “Cuando la identidad de género no es reconocida, las personas carecen de documentos oficiales acorde a su nueva identidad ocasionando que las oportunidades laborales, educativas y de desarrollo se vean impedidas”.

La joven, además de estar entusiasmada por hacer este cambio en sus papeles, se siente aliviada, pues este documento la hará sentir todavía mejor, “Ya no sufriría tantos perjuicios y emocionalmente estaría más”, expresó.

Ella en un principio habló con los directivos de la escuela, y aceptaron que cursara con su identidad de género, aun sin papeles oficiales que la avalen; dijeron que no había problema, pero luego vio que no era así: ha vivido momentos de transfobia y discriminación por parte de sus compañeros y maestros.

Mayormente las maestras entienden su caso, la respetan, la llaman por su nombre, no obstante, hay cierta resistencia en maestros y alumnos, quienes la llaman “señor” o “jovenazo” de manera que causa burla entre la comunidad, pero es un acto de discriminación.

Esto le ha afectado al grado de pensar renunciar a sus clases, admite. “Están menospreciando nuestra identidad de género... me ha provocado ansiedad y he pensado en darme de baja temporal”, no obstante, reconoció que hace unos días la institución entendió y se declaró abierta a la inclusividad.

La escuela no es mala, reconoce, enseña bien, pero sí le falta sensibilidad en el trato hacia las personas trans y respetar sus derechos. “Piensas que tienes protección de la escuela, seguridad y confianza, pero con el paso del tiempo me fui desanimando”, comentó.

La agrupación Yucatrans la ha apoyado motivándola, y dándole herramientas para seguir adelante y no claudicar.

Está en proceso de transición; es decir, está juntando sus papeles, documentación y recursos para viajar a Cancún a finales de abril para hacer su cambio de identidad. Ahí puede realizarlo sin necesidad de amparo.

Gracias a la organización, indicó, pudo darse cuenta de lo que realmente es: una mujer, aunque en el fondo siempre lo supo desde pequeña, pero ahora ya lo demuestra sin temor.

Actualmente recibe tratamiento de reemplazo hormonal. Para ser apta tuvo que pasar por una serie de procesos, una evaluación sicológica para reafirmar su decisión, se otorga un documento que acredita que la persona puede recibir el tratamiento; al final les entregan la carta de disforia de género. 

Luego, agregó, pasan a una valoración con un endocrinólogo para someterse al tratamiento hormonal.

“Debe haber un respeto para todas las personas, todos debemos apoyarnos como seres humanos, cada quien vive a su manera y hay que respetarlo, hay que dejar atrás la ignorancia y los prejuicios”, concluyó.

A propósito del Día Internacional de la Visibilidad Trans, que se conmemora este 31 de marzo, La Jornada Maya preparó el especial ‘Anhelo de igualdad’, léelo a continuación:

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- Trans ko’olelo’ob ich máasewal kaajo’obe’, ka’atéen u péech’óolta’alo’ob 

- Día Internacional de la Visibilidad Trans: Las infancias también

Edición: Ana Ordaz