Especial: Mundo variopinto
Liliana Hernández Santibáñez, artista escénica conocida como Liliana HeSant, descubrió que las palabras pueden resignificarse, siempre desde la investigación y entendiendo de dónde vienen, pero acuerpándolas y transformando aquellas que ciertas personas o grupos de personas intentan utilizar para ofender por algo propio y lleno de orgullo.
Aunque reconoce que ella no es una profesional de la lengua, como ciudadana (y artista), utiliza las palabras para comunicarse y reconociendo que es la propia sociedad la que construye el lenguaje, “quienes la habitamos, la hacemos todos los días desde un cotidiano”.
Considera que lo primero para cambiar el significado que le damos a las palabras es saber de dónde vienen, por qué les llaman joto, puto, queer, igualada a las personas y, siendo que nacen desde la homofobia o misoginia, “revisitar la historia de dónde parte la palabra es importante porque una, desde una mirada más moderna, puede decir ‘la palabra nació desde un enojo, desde una misoginia’”.
Hace una analogía a recibir una piedra que alguien aventó, pero puedes tomarla y tirarla o esquivarla sin que te dañe, “es algo poderoso” porque, el recibir, por ejemplo, la palabra igualada y tomarla es decir “yo quiero ser una igualada como las mujeres en los años 20 fueron, pero claro en esos años el que te nombraran así era sumamente doloroso, lo mismo con la palabra queer, puto, joto”.
La forma de recibir la palabra, subraya, cambia conforme el tiempo pasa y la investigación es más pública, pues es hasta que se recupera la historia que se conoce por qué y cómo las usaban, para entonces tomarlas y usar “el poder simbólico que tiene la palabra, lo que ocupa un lugar en el espacio público tiene un poder simbólico porque representa cierto periodo de la historia y, en este caso las palabras en voz alta ocupan el espacio público y se hacen presentes con un tipo de poder para enunciar, nombrar, señalar”.
Cuando las personas cambian la connotación de las palabras, también transforman el cómo se asumen con ella, opina; lo cual impacta en la sociedad, pues al usarlas en el espacio público manifiesta que el pensamiento está en evolución constante y “a veces es necesario hacerse de palabras nuevas”, tales como queer, que incluso es abrazada para Latinoamérica como cuir.
Aunque tener la información no hace que las personas dejen de usarlas para ofender, “yo creo que la gran revolución está en las ideas”.
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