Debido al dinamismo de la actividad económica que está surgiendo en las comunidades rurales es necesario que los productores y artesanos cuenten con la educación financiera necesaria para gestionar sus recursos, así como mantener al día su situación fiscal, señaló Salomón Bazbaz Lapidus, especialista en patrimonio cultural inmaterial.
Bazbaz Lapidus participó en la Riviera Maya en un taller sobre patrimonio cultural junto a Patricio Chávez Zaldumbide, consultor internacional de organismos internacionales y Héctor Garza, catedrático de Derecho Indígena en la UNAM.
"Un paso fundamental es la unión entre las personas y eso permite la creación de cooperativas y de colectivos, ya de ahí se pueden hacer sociedades cooperativas, asociaciones civiles que permite que expidan recibos fiscales, facturas y todo eso. También lo pueden hacer independientemente", destacó el entrevistado, quien detalló que la carga fiscal depende de la figura con que se den de alta en Hacienda.
La nueva ley de derechos indígenas ya reconoce esta parte fiscal y eso es muy importante, porque les da mayores oportunidades de comercialización a los artesanos y productores rurales, como el pago a distancia, acceso a una cuenta bancaria y otros instrumentos económicos que en las ciudades son algo cotidiano.
"Hay un modelo que me gusta mucho y son los colectivos de mujeres solidarias, que los hacer por ejemplo grupos de diez mujeres y si una falla las otras nueve la cubren y si una cobra apoya a las otras. Eso me parece una medida muy interesante que ha funcionado en México y otros países", explicó el especialista en patrimonio cultural inmaterial.
La forma de organización depende mucho de la unidad y confianza de la comunidad, pero se está volviendo una necesidad porque cada día se abren más mercados y el mundo cada vez usa menos efectivo, por lo que no pueden seguir alejados de esta dinámica.
"No es lo mismo lo que está sucediendo en Valladolid, Yucatán, que en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo o Campeche, hay diferencia en las formas pero hay genios increíbles. Las bordadoras de Xpichil están en un nivel increíble en Quintana Roo, ya venden a otras partes del mundo, facturan, hacen nuevos diseños", dijo.
Procesos como el de esta última comunidad, enclavada en la zona maya de Quintana Roo, que empezaron hace cinco años están siendo exitosos y replicables en otros puntos de la península.
Bazbaz Lapidus informó que actualmente trabaja en un proyecto con la Unesco que se desarrolla en 12 municipios de Yucatán, dónde los beneficiarios reciben talleres de patrimonio cultural, masculinidades y derechos de género y educación financiera para que puedan tener todas las herramientas para el proceso, desde la siembra o elaboración hasta la venta final.
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