Fuerza Jaguar, el origen de futuros profesionales de la lucha libre en Mérida

Especial: Audaz máscara 

El corazón de La Esperanza -en Mérida- alberga un semillero de futuros profesionales de la lucha libre. Se trata de Fuerza Jaguar Gym, un espacio donde todas las personas interesadas en este deporte podrán aprender de la mano de auténticas figuras del cuadrilátero: Aztlán 13 y Jaguar Sagrado.

Jaguar Gym es una escuela de lucha libre ubicada en la calle 26 por 59 y 57a de la colonia Esperanza. El recinto se inauguró en junio del 2021; y gracias a la dedicación y pasión de quienes imparten las lecciones, cada vez más gente se interesa en esta disciplina.

Lo primero que llama la atención al entrar es un ring de lucha libre, imprescindible en toda academia enfocada en instruir este deporte; y las personas utilizando las máquinas que son previas al entrenamiento.

“El gimnasio ha evolucionado bastante bien y nuestra academia se centra en enseñar (la lucha libre) a gente no profesional con la idea de prepararles a conciencia, y que más adelante puedan profesionalizarse”, comentó Aztlán 13, uno de los dos instructores.

Las puertas de este santuario de la lucha están abiertas para hombres, mujeres, niños y niñas que tengan la inquietud de incursionar en la disciplina. Tanto las y los alumnos, como los entrenadores se toman las clases con suma seriedad.

“Cada día más personas están pidiendo informes y siempre tenemos gente nueva. Eso habla bien del trabajo que hacemos porque se enseña de una manera diferente, enfocándonos en las aptitudes y capacidades de cada uno”, detalló el gladiador.

Antes, cuando se entrenaba lucha, “todos hacían lo mismo”, sin tener en cuenta las capacidades individuales. Hoy, en la academia Jaguar, ambos instructores se preocupan por que las aptitudes de sus pupilos se desarrollen óptimamente.

“Este sistema con el que egresarán luchadores -o luchadoras- profesionales, contribuirá a validar y a subir el nivel de la lucha libre yucateca”, aseguró Aztlán. 

No se trata, subrayó, de un sistema personalizado, sino que, conforme van notando el desarrollo del futuro gladiador, alimentan sus fortalezas y debilidades para encaminarlas en función de las mismas.

“Por ejemplo, si es un muchacho delgado, aéreo, lo vamos a enfocar en ese sentido. Si es alguien más pesado y rudo, lo canalizamos a ese camino”, explicó el luchador profesional. 

En cuanto al entrenamiento, el deportista comentó que la primera media hora es de calentamiento y condición física. Posteriormente, se suben al cuadrilátero para hacer tumblings, es decir, rodados para ejercitar los brazos.

“Todo esto es con la idea de que reciban un entrenamiento básico que puede llevar meses o incluso años. Este ejercicio es el que adecúa el cuerpo para los golpes, ya que mucha gente cree que esto es fácil, pero no es así”, aclaró.

Aztlán 13 sentenció que las maromas que las y los luchadores ejecutan sobre el cuadrilátero son producto de añejos entrenamientos en un gimnasio donde se preparan los cuerpos para las malas caídas y los malos golpes. Es una actividad de alto riesgo.

Para entrenar lucha libre, dijo, lo único que se necesita es ganas. Estar consciente de que no el primer día se le otorgará una máscara y un nombre de batalla para subir a volar; es más que nada llegar listos para darlo todo.

“Es un ejercicio muy fuerte. El primer día vas a quedar molido y el segundo día te darás cuenta si de verdad quieres ser luchador o si mejor lo ves en la tele, porque es un entrenamiento fuerte. Es cardio y cuidar la alimentación para mejorar”, sostuvo.

Conforme van mejorando y dominando los ejercicios, uno puede ver el cambio de actitud en los muchachos, se motivan cuando están conscientes de que su meta es ser luchadores profesionales. Hay proyectos que están enfocados en ver la lucha libre de una manera global para que la península de Yucatán se vuelva de nueva cuenta, dijo, una potencia.

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Edicicón: Ana Ordaz