¿Cuántos hablantes de lenguas indígenas debiera haber en México? Seguramente, muchos más de los que hay actualmente. El Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas reconoce 68 idiomas maternos, una cantidad que coloca al país entre los 10 con mayor pluralidad de culturas en el mundo. Sin embargo, de los 126.7 millones de habitantes reconocidos en 2021, apenas 7 millones son hablantes de una lengua originaria y cada vez son menos.
La diversidad de idiomas, al igual que la de seres vivientes, es una riqueza; pero al igual que en el reino vegetal o animal, existen lenguas que se encuentran en peligro de extinción: Quedan muy pocos hablantes, y estos suelen ser personas sumamente mayores. Sus hijos fueron enseñados a sentir vergüenza de pertenecer a una cultura distinta de la hegemónica hispanoparlante, a veces afirman “lo entiendo, pero no lo hablo”; sus nietos ya ni siquiera eso.
En este Día Internacional de la Lengua Materna, las cifras pueden resultar optimistas para los idiomas indígenas con presencia mayoritaria en México. El maya yucateco, hablado en los tres estados peninsulares, supera la media nacional en cuanto a hablantes de tres años y más. Esto quiere decir que el lenguaje está siendo transmitido a las generaciones más jóvenes, pero estamos hablando todavía de seis de cada 100 personas, cuando hace medio siglo esta tasa se duplicaba fácilmente.
Nos encontramos en otra realidad también. La población de la península yucateca es mucho más plural en cuanto a su origen. Desde la década de 1980 ha atraído a personas de otras partes del país y del mundo que han terminado por establecer su residencia permanente en Campeche, Yucatán o Quintana Roo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Cultura y la Ciencia (Unesco), ha declarado como tema de este año “Educación multilingüe: un pilar de aprendizaje intergeneracional”, considerando que 40 por ciento de la población mundial no encuentra instrucción formal en su lengua materna. En sociedades pluriculturales, como es hoy la peninsular yucateca, esto resulta un problema porque se hace a un lado a miles de personas que tendrían mucho por enseñar al mundo. La Unesco resalta que una educación que parta de la lengua materna promueve sociedades inclusivas, y a la vez preserva los idiomas.
Los mexicanos tuvimos recientemente un modelo educativo dictado por el mercado mundial, en el que se favoreció la enseñanza del idioma inglés por ser éste el hegemónico. El siglo XX, también, heredó un fuerte prejuicio en contra de las lenguas indígenas y el Estado posrevolucionario hizo coincidir la tarea de alfabetización con la castellanización de la población. Un cambio de paradigma sería llevar al centro la cultura materna de quienes ingresan a prescolar o primaria, facilitarles el aprendizaje en su idioma y a partir de ahí fomentar la adquisición de uno nuevo; pero el respeto al origen étnico de cada persona sería una demostración de humanidad.
Con todo y que en la península se supera la media nacional en cuanto a hablantes de lengua indígena, y particularmente del maya, no puede ignorarse que la vida de un idioma está íntimamente ligada a la existencia y la historia del grupo humano que se expresa en ese lenguaje, y que las personas no viven fijadas al suelo; al contrario, se mueven por todo el mundo, y por ello la distribución de las lenguas se ha modificado con el tiempo. A nadie extrañe que exista una gran concentración de mayahablantes en California, Estados Unidos, pero que tampoco nos sorprenda encontrar que en la península se han establecido poblaciones que se expresan en k’iche’, tseltal, tsotsil o chontal.
Las lenguas también viven, por eso se renuevan, forman neologismos o algunas de sus palabras van cayendo en desuso; a veces, si por fortuna, hace muchos años, alguien intentó dejar un manual o una gramática, es posible encontrar algún documento, un testimonio de que se pasó del lenguaje oral al escrito, algo que no todos los idiomas han vivido.
La migración es también una manera en que una cultura sobrevive, junto con su idioma, a veces mucho más eficaz que las acciones de promoción por parte de los gobiernos. En realidad, de poco sirve que las autoridades desarrollen planes para revitalizar la lengua, cuando quienes la hablan son continuamente víctimas de discriminación por parte de la sociedad, mas cuando aprendemos que cada persona es digna por el hecho de existir, entendemos que su cultura, su idioma, su origen, son meras circunstancias. Finalmente, comprendemos que antes que nada somos seres humanos y esa es la base del futuro de las lenguas, y del mundo.
En la conmemoración del Día Internacional de la Lengua Materna, La Jornada Maya ofrece a sus lectores el especial Semilla Perpetua, léelo a continuación:
-U náayil t’aan: una fiesta diferente
-U náayil t’aan: ka yanak uláak’ bix u k’iimbesa’al jejeláas juumo’ob
-Todos los días deberían ser 21 de febrero
-Pandemia detuvo enseñanza de lengua maya, pero ya va en recuperación: Indemaya
-La península de Yucatán está arriba de la media nacional en lengua indígena
-Mantener viva la lengua es conservar la humanidad: Hilario Chi Canul
-Educación multilingüe, vía para mantener el habla de las lenguas: Faviola Canché Ay
-Certifican en lengua maya a servidores públicos de Quintana Roo
-Insuficiente la labor de rescate de lengua materna en Campeche: antropólogo
Edición: Fernando Sierra
Morena lo califica como "realista y responsable"; la oposición, critica recortes en salud, seguridad y medio ambiente
La Jornada
Jóvenes interesados pueden acudir a instalaciones del Ejército para enterarse del proceso de reclutamiento
Jairo Magaña
El Programa de Ordenamiento Ecológico Local se encuentra en etapa de propuesta de modelo
Miguel Améndola
Este representación hay 50 artistas en escena de diversas academias locales
Rodrigo Medina