Degradación ''hormiga'' del mangle impacta en costas de Yucatán: Cinvestav

Especial: Ecosistema vivo

En las costas de Yucatán existe una degradación “hormiga” del manglar, que pareciera que no es importante, pero sí es muy considerable, reveló Jorge Herrera Silveira, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Mérida, del Instituto Politécnico Nacional (IPN). 

Las principales zonas impactadas, de acuerdo con el especialista, son Dzilam de Bravo, Celestún y de Sisal hasta Progreso.  

De acuerdo con el biólogo, el mangle se ve amenazado principalmente por la construcción de desarrollos inmobiliarios, hoteles, carreteras, la tala ilegal, entre otras cosas. En toda la costa del estado, estimó que se ha perdido entre 20 y 30 mil hectáreas de mangle por estas prácticas. 

El 16 de julio del 2021 inició el proyecto Restauración ecológica de manglares de la costa norte de Yucatán, Región Dzilam de Bravo -impulsado por Pronatura Península de Yucatán A.C. (PPY), el Cinvestav y un grupo de pobladores de la comunidad conocidos como Los Restauradores de Dzilam de Bravo- con el cual se van a reforestar, en dos años, más de 200 hectáreas en esta zona para recuperar este ecosistema de vital importancia para la costa.

A pesar de este tipo de esfuerzos, este ecosistema marino sigue en peligro, “la degradación de los manglares es grave”, afirmó. 

Si bien, agregó, no existe la pérdida de superficie muy grande hay una degradación conocida como “hormiga”, donde sigue habiendo deforestación, rellenos de materiales de construcción, venta irregulares de predios en la costa. 

Herrera Silveira advirtió que existen zonas más críticas donde no se está haciendo mucho para controlar este problema, no hay presencia de autoridades que protejan este recurso natural, denunció. 

Las zonas son Dzilam de Bravo y Celestún, lo que es preocupante porque son las áreas donde hay más manglar y también más tala ilegal, añadió. 

El investigador indicó que mucha gente para realizar la pesca de pulpo utiliza un método tradicional de pesca, conocido como “jimbas”, que son unas varas de bambú o de manglar blanco. “Hay una deforestación, todos los años se da, se ha mencionado”, indicó. 

Para el especialista, debería haber una regulación de este tema, pasar de una tala ilegal a un manejo sustentable; no se trata de prohibir o meter a gente a la cárcel, sino un manejo sostenible, declaró.

Aunado a esto, añadió, se ha perdido el mangle por la construcción de viviendas. Denunció que existen personas que, ya sea por ignorancia o con toda intención, talan el manglar y construyen sus casas, hoteles, restaurantes, entre otras obras, sin intervención de las autoridades.

También, precisó, hay otros sitios de mangle que se rellenan para hacer un paso, un camino, carretera, lo que impide el paso del agua. 

“Si se corta el paso del agua, importante para el manglar aunque esté lejos, lo vas a impactar”, indicó.

Entonces, señaló que si van a hacer este tipo de construcciones hay que colocar pasos de agua para que no se impida el flujo que perjudique el mangle. 

Opinó que las personas que llegan y quieren hacer estas construcciones, viviendas y demás, deben también contribuir con el medio ambiente, a la restauración del manglar, pagarle a la comunidad para que se pueda hacer este tipo de acciones, sugirió. 

Pueden “adoptar” una hectárea de manglar para su restauración, que cuesta alrededor de 30 y  40 mil pesos al año. “Esta gente seguro que tiene el dinero para dar 40 mil pesos para que la comunidad se encargue de conservar o restaurar una hectárea de manglar”, indicó. 

El entrevistado señaló que los permisos que estas obras los otorga el municipio; por lo tanto, tendrían que estar pendientes para no dañar el manglar, que no se autorice la tala ilegal; debe estar supervisado por las autoridades federales, con apoyo del gobierno estatal, sentenció. 

Invitó a la incitativa privada, las empresas, hoteleros, así como dueños de viviendas de la costa a sumarse a los esfuerzos de apoyo a la restauración del manglar que realizan las comunidades, y a las autoridades de todos los niveles del gobierno les indicó que no se deben permitir ni autorizar proyectos que vayan en contra de las características del manglar.

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Edición: Estefanía Cardeña