“No es necesario ser albañil, nadie en mi familia tuvo ese noble oficio, pero esta Cruz llegó a mi vida como un llamado sagrado y desde hace más de 70 años hago su procesión y una comilona para quien quiera asistir”, expresó Juan Caballero, campechano que desde hace más de 70 años celebra la Santa Cruz con devoción, lo acompaña su familia y decenas de conocidos que lo ayudan a hacer una comilona a quien guste llegar.
Dijo que no necesariamente tienen que ser amigos, la comilona es un festín y una ofrenda para la iglesia católica, pues sabe que hay quienes no tienen manera de comer o incluso de gente que recientemente tiene problemas económicos. Su devoción le ha enseñado que lo ofrendado le regresará multiplicado, y por ello no faltó su pequeña procesión desde la avenida Francisco I. Madero hacia la iglesia de la Ermita.
Él, apoyado en su silla de ruedas y llevado por su hermana, la tambora y los clarinetes sonando al ritmo de una jarana, al frente sus hermanos sostenían una peculiar Cruz de Madera adornada de varios colores, “esa cruz llegó a mi vida desde que viví en Tenabo, me la regalaron en Kankí, comunidad de ese municipio, desde entonces me enseñaron a tener fe y amor por la celebración, mi familia no proviene de albañiles y obreros, pero tengo amigos obreros que son casi mi familia”, expresó.
Juan es un señor mayor pero mantiene su fe intacta, es esa fe que lo mueve cada año para continuar con su devoción y su costumbre, “los invito a comer”, dijo a todos los presentes en la misa y a quienes le dedicamos unos minutos para ser testigos de su creencia, “en serio vengan, hay comida para todos los que quieran ir, son bienvenidos en su casa”, remató antes de continuar su camino.
Gerardo Gerry, un albañil en obra privada, dijo que la celebración no se está perdiendo, pues dijo que todos los alarifes y obreros esperan con ansias éste día para ser valorados, pues el patrocinio de la comida y la bebida lo ven como un reconocimiento a un trabajo fuerte y peligroso que no todos pueden o quieren hacer. “Lo que pasa es que ya casi no hay trabajo por las condiciones económicas de las empresas y empresarios, que a su vez, nos afecta también a nosotros”.
Gerry trabaja en la construcción de lo que aparentemente será una farmacia, ellos harán el cascarón del edificio y luego vendrán los eléctricos y técnicos para adecuar el espacio a lo que necesita la empresa o el inmueble, pero expresó “mientras no nos falte el trabajo, con eso nos sentimos agradecidos con el de arriba, pues también es momento de pensar no solo en nuestro trabajo, sino agradecer que hay”, finalizó.
En Campeche, es el Tren Maya la construcción que ha empleado a más 3 mil obreros y a otros tantos más de diversas actividades durante los dos años de pandemia.
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Edición: Estefanía Cardeña
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