Opinión
Rubén Torres Martínez
06/07/2025 | Mérida, Yucatán
Durante los últimos 10 años, se ha logrado desarrollar una suerte de alianza estratégica entre las entidades del Campus Yucatán de la UNAM y el periódico regional La Jornada Maya. Se trata de un caso paradigmático de colaboración entre el ámbito académico y el periodismo comprometido. Esta sinergia ha favorecido no sólo la difusión del conocimiento científico y humanístico, sino también la formación de una ciudadanía más crítica, participativa e informada, en un contexto regional marcado por profundas transformaciones sociales, territoriales y ambientales.
La presencia de la UNAM en Yucatán, a través de sus escuelas, centros e institutos de investigación, ha consolidado una plataforma de producción académica de alto nivel, con investigaciones que abordan problemáticas locales desde perspectivas científicas, históricas, culturales y ambientales. Por su parte, La Jornada Maya, como medio regional con una línea editorial crítica y plural, ha abierto sus páginas a colaboraciones con la comunidad universitaria, generando un espacio de interlocución que ha favorecido el debate público informado.
A lo largo de la última década, se ha configurado una práctica sostenida de divulgación del conocimiento y reflexión social, mediante columnas periódicas, suplementos especiales, entrevistas a especialistas y cobertura de actividades universitarias relevantes. Investigadores, docentes y estudiantes han encontrado en La Jornada Maya un canal para compartir hallazgos, contextualizar problemáticas y dialogar con distintos sectores de la sociedad yucateca.
Uno de los logros más significativos de esta alianza es el fortalecimiento de una cultura cívica en la región. En un entorno en el que los discursos oficiales y las visiones empresariales suelen dominar el espacio público, la presencia constante de voces académicas ha permitido introducir matices, evidencias y cuestionamientos que enriquecen la discusión sobre el desarrollo urbano, la sustentabilidad, la identidad cultural, la desigualdad y la justicia social. Periodismo y academia suman esfuerzos para ampliar los márgenes del debate democrático, fomentando una ciudadanía más informada y con mayor capacidad para exigir rendición de cuentas y participar en la construcción del bien común.
Temas como la expansión inmobiliaria en Mérida, la gentrificación, los megaproyectos turísticos y energéticos en la Península de Yucatán, la situación de las comunidades mayas, y el impacto del cambio climático en el territorio, han sido objeto de análisis rigurosos y cobertura responsable gracias a esta colaboración. En muchas ocasiones, las investigaciones universitarias han anticipado problemáticas que luego han sido retomadas por la opinión pública y las autoridades, mostrando el papel preventivo y propositivo que puede tener la ciencia social y ambiental cuando encuentra eco en medios con sensibilidad crítica.
Podemos señalar que esta alianza ha contribuido a consolidar una sociedad informada, en el sentido más amplio del término. No se trata sólo de recibir información, sino de entenderla, interpretarla y usarla para la acción colectiva. Los académicos de la UNAM hemos encontrado en las páginas de La Jornada Maya un espacio de pedagogía pública, accesible y continua, donde los conceptos complejos pueden ser explicados con claridad, sin perder rigurosidad y cercanos a las experiencias cotidianas de los lectores.
Otro aspecto relevante ha sido la formación de jóvenes comunicadores y divulgadores. La UNAM en Yucatán impulsa la participación de estudiantes de licenciatura y posgrado en actividades de divulgación, mientras que La Jornada Maya ha funcionado como un laboratorio real donde estos jóvenes publican, aprenden y ensayan formas de narrar lo social. La experiencia acumulada en estos años muestra que esta alianza también tiene un valor pedagógico y profesionalizante, contribuyendo a formar nuevas generaciones de periodistas y académicos comprometidos con su entorno.
Es de destacar que la colaboración ha funcionado gracias a un claro respeto a las autonomías institucionales. Esta relación se basa en el reconocimiento mutuo, en la coincidencia de valores como la defensa del conocimiento libre, la justicia social, la pluralidad y la equidad. Por ello, esta colaboración no debe entenderse como una estrategia instrumental de comunicación institucional, sino como un compromiso ético y cívico con la sociedad peninsular.
En un mundo donde la post verdad, las noticias falsas y la banalización del conocimiento amenazan la convivencia democrática, experiencias como la que se da entre la UNAM en Yucatán y La Jornada Maya cobran una relevancia ejemplar. Demuestran que es posible construir puentes sólidos entre la universidad y la sociedad, y que el periodismo puede ser mucho más que un medio de información: puede ser un espacio de educación cívica, un foro de deliberación pública y una herramienta de transformación social.
A 10 años del aterrizaje de La Jornada Maya en tierras peninsulares no nos queda sino felicitar a todo su equipo, los frutos están a la vista: una ciudadanía más informada, una discusión pública más densa, y gracias a su generosidad, una UNAM más conectada con su entorno. El reto hacia el futuro es sostener y expandir esta colaboración, explorando nuevos formatos, lenguajes y audiencias, sin perder de vista la vocación común que les inspira: contribuir a una sociedad más justa, crítica y democrática.
http://enesmerida.unam.mx/#/index
Profesor del CEPHCIS
Secretario General de la ENES-Mérida
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Edición: Fernando Sierra