Comunidad teatral yucateca, en la precariedad

Artistas, sin sueldo digno, prestaciones ni seguridad social
Foto: La Jornada Maya

27 de marzo: Día Mundial del Teatro, el espejo roto

A pesar de que Mérida y Yucatán cuentan con un amplio catálogo cultural, la situación de la comunidad artística no es la mejor, sobre todo para quienes se dedican al teatro: los artistas padecen condiciones laborales precarias, sin un salario digno, constante; la mayoría carece de acceso a la seguridad social, médica u otras prestaciones. En general, concluyen, la condición del teatro en Yucatán podría rayar en lo deplorable. 

Algunos se vieron obligados a emprender negocios o dedicarse a labores alejadas del ambiente artístico para poder subsistir. La pandemia del Covid-19 ha complicado todavía más este panorama. 

Artistas teatrales comentan a La Jornada Maya que muchas veces deben sobrevivir con apoyos y becas que ofrecen los gobiernos, pero tras competir con cientos de personas, además, las compañías que existen no pagan seguro médico o social. 

Saire Simón Pacheco, egresada de la licenciatura en teatro por la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), indicó que en Mérida no existen buenas instituciones que avalen el trabajo del artista y lo paguen bien. 

Al salir de la escuela, título en mano, se la ven “negras”, pues no hay trabajo, reconoce; esto empeoró con la emergencia sanitaria, ya que cerraron teatros y demás foros, aunque los colectivos usaron las plataformas digitales para seguir trabajando. 

Si bien, indicó, la pandemia brindó la oportunidad de buscar nuevas alternativas para la expresión artística, de hacer teatro a través de otros canales audiovisuales fuera del escenario, éstas nuevas ventanas se enfocaron más hacia la investigación, pero no se ha reflejado en sus bolsillos. “No quiere decir que estemos ganando más, siquiera igual que antes de la pandemia; estamos encontrando nuevas maneras, pero remuneradas no tanto”, comentó. 

Los artistas pueden ingresar a colectivos y crear obras, pero con su propio presupuesto. ¿Cómo obtener este recurso? También pueden entrar a una compañía establecida que ofrezca una paga considerable, pero éste sólo es por proyectos y tampoco es garantía de obtener seguridad social. 

Otra opción es introducir un proyecto para recibir fondos de alguna convocatoria o beca, pero compiten contra miles de personas que están en la misma situación, aunado a que el gobierno federal cada día recorta más el presupuesto a las artes. Los festivales y eventos que organizan los gobiernos sí dan una paga “buena” y honrada, pero el dinero llega meses después de que se llevó a cabo la puesta en escena. 

“Yucatán, sus autoridades, quiere crecer como un punto turístico que sí le importa las artes, pero sólo las que les conviene, que venden, el show, el espectáculo, pero lo que nosotros hacemos no les importa”, expresó Simón Pacheco. 

Aunado a esto, comentó, no existe una educación que fomente asistir al teatro. “¿Cómo queremos que la sociedad nos mire como un trabajo formal, si no hay esta cultura de ir a ver teatro?”, expresó. 

En su caso, ante este panorama, ha tenido que emprender un negocio, combinado con trabajos esporádicos de teatro para subsistir. “Siempre, como artistas, debemos luchar y exigir nuestros derechos y seguir haciendo arte, es lo que amamos”. 

Corrupción y amiguismo 

“La realidad es que, en Yucatán, no existen oportunidades laborales para el desarrollo de estos jóvenes amantes del arte del teatro, y hablo de un desarrollo real, no de una apariencia. Un desarrollo profesional para estos guerreros que, valientes, han elegido ser científicos del alma”, reflexionó Luis Alejandro Yamá Calvillo, actor y director de escena. 

Yamá Calvillo ofrece una visión que pareciera desoladora, pero honesta y real: “En Yucatán hay cada vez más jóvenes que eligen el teatro como camino profesional de vida. Camadas de estudiantes del arte teatral se gradúan para enfrentarse a una realidad que puede, en el mejor de los casos, decepcionarlos, deprimirlos y llevarlos a abortar este precioso camino”. 

De acuerdo con Layc (El Joven), su nombre artístico, el teatro, el elenco, sus directores de escena, tramoyistas, escenógrafos, dramaturgos, necesitan oportunidades laborales reales que puedan desarrollar las verdaderas complejidades que tiene el arte, pero son “presa de la corrupción y el amiguismo”. 

 

Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

 

Detrás de bambalinas 

“Verás salas llenas si la función es gratuita, pero no verás lo que hay detrás de todo ello: artistas mal pagados que no pueden vivir dignamente con esos ‘sueldos’, que deben esperar meses, en verdad meses para cobrar, subsidiados por apoyos que apenas alcanzan para cubrir los verdaderos costos de vestuario, utilería, escenografía y demás enseres que este arte necesita”, sentenció el director. 

Indicó que los creadores teatrales participan con tal de estar vigentes y acercar sus ideas al público, pero se enfrentan a una realidad de la que se habla poco. “Los festivales ni siquiera son promovidos ni gozan de una real y apabullante promoción. Es como si las jerarquías gubernamentales los crearan para tocar base, pero no por el afán de en verdad llevar cultura y sensibilidad a todos los habitantes de la ciudad”, indicó. 

Falta unión 

El también director de la compañía El Cuarto Rojo Teatro expuso que los mismos artistas, a quienes más les debería importar estas condiciones, compiten entre ellos, se desprestigian, se aglomeran en verdaderos bandos a los que estos jóvenes estudiantes a veces aspiran a pertenecer. 

“No hay unión en nuestra comunidad en Yucatán. Me niego a creer que un arte tan noble, tan sensible, un arte que exige el contacto con lo humano, que te exige que te toques el alma ante la realidad, no pueda permear con toda su profundidad a quienes lo hacen y le dan vida”. 

Hizo un llamado contundente: “Ojalá la próxima vez que nos nombren Capital Americana de la Cultura y la política porte con orgullo ese nombre, las condiciones laborales de quienes trabajan y viven de este bello arte hayan mejorado para siempre”. 

No es fácil vivir del arte 

Ana Barahona Ceballos, recién egresada de la carrera en teatro, comparte un panorama similar. Debido a la pandemia se cancelaron varios proyectos de los que podría obtener ingresos; hoy debe trabajar en una tienda departamental. 

Reconoció que no es fácil vivir del arte, muchos sobreviven de las becas del gobierno y otros financiamientos, pero la competencia es muy elevada. Además los trabajos que hay no ofrecen seguridad social. En sus estimaciones, calculó que 80 por ciento de los actores carece de seguro social por vía de las compañías. Ella tiene esta prestación gracias a la empresa donde ahora labora. 

Otra forma de tener este beneficio, dijo, es dedicarse a la enseñanza de teatro y artes en las escuelas e instituciones educativas donde pueden obtener esta seguridad social. 

Para Ana, una opción para mejorar esta situación precaria podría ser apostarle a la educación y fomentar la cultura desde edades tempranas, en los primeros niveles de educación, para que quieran ir al teatro y pagar un boleto. 

No obstante, agregó, también hace visible que el panorama laboral general en Yucatán es deplorable; los salarios son muy bajos, “entonces no le puedes pedir a una persona que pague un boleto cuando tiene otras prioridades, por lo que también esta situación influye; se necesitan salarios dignos para toda la población”. 

Apoyos para los mismos 

Las autoridades, abundó Barahona Ceballos, sí apuestan por proyectos como La Noche Blanca, Mérida Fest, por mencionar algunos, para decir que somos un estado muy cultural. 

Sin embargo, comentó, la mayoría de los apoyos se dan a las mismas personas, una pequeña élite privilegiada, cercanas a los gobiernos. 

Al final, detalló, las convocatorias no aportan lo que prometen; sin embargo, a pesar de estas precariedades, el teatro es importante para la vida, reflexionar, hacer conciencia sobre los problemas sociales que aquejan a las comunidades, la situación política del país, del estado. “Por medio del teatro ves algo vivo, algo que pasa en la actualidad con lo que te puedes sentir relacionado inmediatamente”, subrayó. “Al final, los artistas esperan que las condiciones mejoren, que las personas y autoridades valoren este trabajo, al igual que los demás, que merece un pago digno y prestaciones de ley, y así haya mayor desarrollo profesional en el arte teatral”.

 

Te invitamos a leer nuestro especial sobre el Día Mundial del Teatro:

-'Dar la vida por el teatro' ¿A cambio de qué?

-La política como teatro

-Óotsilkunsa’an meyaj ku beeta’al tumen ajbeet balts’amo’ob tu lu’umil Yucatán

-Comunidad teatral yucateca, en la precariedad

-Kenia Erosa, una vida llena de amor por las artes escénicas

-Telón del Teatro de Cancún volverá a alzarse en junio: Paloma Herrero

-Al teatro regional yucateco le ha tocado reinventarse: 'Cuxum'

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-'Ramona', proyecto de teatro, feminismo e infancias

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-Pandemia evidenció problemáticas en las artes escénicas de Yucatán: Sedeculta

 

Edición: Emilio Gómez


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