27 de marzo: Día Mundial del Teatro, el espejo roto
A sus 30 años, la artista yucateca Itzhel Razo está segura que en las artes escénicas ha encontrado la mejor manera de expresarse, de ser con libertad y de exponer las realidades que le conciernen y le ocupan, como el clasismo, racismo y discriminación, así como la riqueza cultural del estado.
La joven migró a la Ciudad de México para estudiar en el Centro Nacional de Danza Contemporánea; después se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para terminar la carrera en Literatura Dramática con especialización en Dirección Escénica.
Desde el teatro físico ha sido capaz de crear diversos procesos escénicos y en especial, en 2019 creó Wilma, obra que incluye herramientas del documental, danza y performance. El nombre de la obra se debe a la oscilación que hay entre el huracán del 2005 y la influencia de su abuela. “La obra habla de un tema muy contundente que sucede mucho en Mérida, sobre la ‘élite meridana’, etnofobia y el culto a las élites; por mucho tiempo se menospreció a la cultura maya y el lenguaje”.
Itzhel trabaja en este proyecto desde el biodrama porque, desde su vivencia, recuerda que su abuela le prohibía hablar con personas mayahablantes y la lengua maya era prohibido escucharla en casa.
Aunque su estreno fue en 2019, tras la pandemia, regresa a los escenarios en 2021 con esta obra, pues a partir de mayo se presentará en algunos teatros de la Ciudad de México y posteriormente emprenderá una gira por diversos estados del país, siguiendo todas las medidas de higiene.
“Cuando se presentó, tuvo mucho éxito en taquilla. Trato la cosmogonía maya y hablo mucho de la cultura yucateca. Decidí hacer autoficción tomándome como un punto de referencia”, agregó.
Con la oportunidad de hacer residencias artísticas en Corea del Sur e Indonesia en donde ha adquirido conocimientos cinematográficos y de guionismo, a donde quiera que va se lleva algo de Yucatán y de igual forma, trata de hallar puntos de encuentros entre culturas.
Reconoce la influencia de artistas yucatecas como Raquel Araujo y Conchi León, además de José Ramón Enríquez.
Ser autogestora de sus proyectos la ayudó a afrontar la pandemia por coronavirus y a raíz de esto, invita a las nuevas generaciones de artistas a que lo hagan así, y sobre todo, que no pierdan su identidad.
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Edición: Emilio Gómez
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