Especial: Guardianas ancestrales
“Mientras recorres los municipios del Camino Real, así como los chenes en Hopelchén, es fácil darse cuenta de cómo los hombres crean sus círculos para platicar o dialogar en su lengua materna, sin embargo cuando se trata de aleccionar a las nuevas generaciones, ellos se hacen a un lado y nos dejan la tarea a las mujeres”, señaló Sara López González, integrante del Congreso Indígena de Gobierno, quien afirmó que la responsabilidad para transferir conocimientos y costumbres a las nuevas generaciones siempre ha sido de las madres indígenas.
Y es que lo común siempre ha sido que los hombres salgan desde temprano al trabajadero o parcelas, y por ende, las mujeres al quedarse a cargo de la casas y las actividades correspondientes, son quienes pasan y pasaban el mayor tiempo con los hijos e hijas. “A los varones había que enseñarles a distinguir entre las semillas en resguardo, el proceso para seleccionar las mejores y las oraciones a las figuras o deidades, a las mujeres la lengua, la preservación de las costumbres y las actividades de la casa”, dijo.
Dijo “aunque nuestros hijos ahora ya no están familiarizados con las costumbres y mucho menos con la lengua materna, ahora la responsabilidad es llamarlos para retomar esa herencia, la incursión de muchos de nuestros jóvenes en otras entidades por estudios o trabajo, así como la adopción de costumbres de otras regiones, ha causado el desinterés de éstos por aprenderlo”, afirmó.
Pues mencionó que la costumbres se mezclan o pierden cuando no hay ese interés por parte de las autoridades para promover políticas públicas que permitan salvaguardar esa herencia cultural, y como ejemplo mencionó que de los 13 municipios que hoy conforman a la entidad, son pocos en donde tienen clases de maya, peor aún, no hay casi escuelas bilingües para quienes han vivido casi toda su vida en zonas netamente indígenas y deben aprender el español para desenvolverse.
Señaló como ejemplos a Hopelchén, Calkiní, Hecelchakán y Tenabo, los municipios con las costumbres más marcadas como indígenas mayas, aunque también reconoció en la zona sur del estado hay avecindados campechanos que traen su costumbres y tradiciones como parte de su herencia cultural, haciendo mezclas, pero demostrando también lo que ellos veneran o hacen en sus comunidades.
Por eso cuestionó cuáles son los beneficios y el porqué la necedad de llamar al proyecto ferroviario del gobierno federal Tren Maya, cuando quienes son las más preocupadas por mantener las costumbres, tradiciones y la lengua son las mujeres y a ellas no les ha beneficiado en nada los trabajos actuales.
Aseguró que para aquellas mujeres aún casadas y con esposo vivo es difícil desafanarse de las actividades del hogar, pues básicamente si no es para otra cosas que comprar los insumos de la comida o los enseres de la casa, las mujeres mayas no trabajan en otras cosas, “quienes venden comida o les llevan comida a los trabajadores no son mujeres indígenas”, afirmó.
También hizo un fuerte llamado a reconsiderar el avance del proyecto y trabajar en verdaderas acciones que favorezcan a los pueblos indígenas, a las mujeres mayas y al estado en general.
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Edición: Laura Espejo
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