Culebra chirriadora, un reptil diurno

Coluber mentovarius / CULEBRA CHIRRIADORA 

Género: Masticophis. 

Hábitat: Sur de México, particularmente en la península yucateca, así como Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. 

Dieta: Lagartijas, pequeños mamíferos y pequeñas serpientes. 

Tamaño: Hasta los 182 centímetros de largo e incluso se han documentado mayores de 259 centímetros. 

Depredadores: Guaco vaquero y otras aves rapaces diurnas y coatíes.

Conocida como culebra chirriadora neotropical o chicotera, entre algunos otros nombres, la Coluber mentovarius del género de Masticophis, encuentra su hábitat en el sur de nuestro país, particularmente en la península yucateca, así como Guatemala y Belice, El Salvador, Honduras, entre otros países de Centroamérica, en donde prevalecen climas neotropicales. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no considera ésta una especie amenazada.

El biólogo Roberto Rojo, director del Planetario en Playa del Carmen, explica que las Masticophis, son un género de diez especies de culebras que en realidad son inofensivas para los humanos, es decir no tienen veneno, aunque si muerden como respuesta defensiva.

La culebra chirriadora es una especie terrestre, aunque también habita entre arbustos y árboles y es un reptil diurno, con actividades principalmente durante el día. 

Esta especie es una cazadora de movimientos rápidos y ojos grandes. Se alimenta de lagartijas, pequeños mamíferos y pequeñas serpientes. “Esta rapidez la aplica para cazar lagartijas, y no es nada sencillo localizarlas y cazarlas”, precisa.

Una de las características de las culebras chirriadoras es que poseen una cola larga que se localiza a partir de que termina la cintura pélvica -considerando que el origen de la serpiente viene de animales de cuatro patas, aunque en la evolución las fueron perdiendo-.

“Lo que corresponde a la cintura pélvica, ahí tienen la cloaca, que es el orificio por donde se reproducen, orinan, defecan y tienen a sus crías, y a partir de la cloaca tienen la cola, que son todas las vértebras que corresponden a la cola”, precisa. Y asegura que hay especies, como la boa, que tienen colas cortas, lo contrario a las chirrioneras.

Del largo de su cola se han generado mitos sobre esta especie que incluso lleva a que se le conozca como chicotera o chirrionera, haciendo referencia a que “tira” chicotazos cuando se siente amenazada, aunque no es totalmente cierto, pues es una reacción a cuando se sienten en peligro y alcanzan importantes velocidades. 

La culebra chirriadora alcanza hasta los 182 centímetros de largo e incluso se han documentado mayores de 259 centímetros.

Al alcanzar altas velocidades en su movilización, es más difícil alcanzarlas, aunque si esto ocurre, su manipulación es compleja y lo que hacen es atacar a mordidas.

“Al moverse con su cuerpo, dan chicotazos con la cola, por eso les llaman chicoteras, pero es un comportamiento que hacen cuando se sienten atrapadas, y será el único momento cuando hagan estos movimientos (…) generalmente son visibles cuando se están yendo, son muy rápidas”, refirió.

Físicamente esta culebra es de color uniforme sin patrón de color visible. La parte superior del cuerpo suele ser de color marrón tostado o grisáceo tiene la cabeza estrecha, con cuello ligeramente pronunciado y por lo general, poseen 17 filas de escamas en la mitad del cuerpo.

El biólogo Roberto Rojo asegura que, en cuanto a sus depredadores, en la edad adulta éstos prácticamente no los tienen por la misma particularidad de su velocidad, aunque posiblemente en otras partes del país, en la región norte, los correcaminos puedan alcanzarlos.

En el sureste solo algunas aves que se alimentan principalmente de serpientes como el guaco vaquero y otras aves rapaces diurnas, o bien coatíes podrían ser los depredadores de especies más jóvenes que aún no alcanzan la velocidad característica.

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Edición: Ana Ordaz