El makech no es una pieza de joyería ni accesorio, es un animal que merece tener una vida prolongada

Zopherus chilensis / EL MAKECH 

Tamaño: Es una especie de coleóptero polífago de la familia Zopheridae. 

Características: Se le llama popularmente escarabajo yucateco. Se encuentra en los alrededores de la ciudad de Huhí, en el estado de Yucatán. 

Hábitat: El clima, factor importante para la biodiversidad característica de cada región, es cálido subhúmedo con una temperatura media anual de 27.5°C, una precipitación anual de 1000 mm y una elevación de 21 m sobre el nivel del mar. De actividad nocturna, estos organismos están presentes en lo que se conoce como arbolado muerto en la selva tropical. 

Reproducción: En promedio el tiempo total de reproducción es de 50 minutos, pudiendo llegar hasta una hora. Los meses en que los coleópteros presentaron una conducta reproductiva fueron desde abril a agosto, de manera que el periodo de ovoposición se observó en septiembre. 

Alimentación: Se alimenta principalmente de hongos 

“¿Por aquí venden makech?”, pregunta el reportero a una locataria de un reconocido mercado de artesanías en el corazón de la ciudad de Mérida 

“Si quieres un makech, pregunta por El Güero”, responde la mujer casi susurrando. En el siguiente pasillo del mercado, se encuentra el puesto del mencionado personaje. “¿Tiene makech?” Inmediatamente agarra una pecera llena de varios ejemplares, que tenía encima de un estante junto a varias artesanías. Cada makech está decorado con la clásica joyería y cuesta 290 pesos. El vendedor se limita a contestar que por ahora están caros debido a la escasez. “En la temporada de lluvias es cuando baja su precio porque hay más”, afirma.

El makech o maquech no es una pieza de joyería ni accesorio, es un animal que merece tener una vida prolongada como cualquier otra especie, manifestó por su parte el biólogo Gerardo Díaz Duarte.

Si bien no hay estudios concretos, el especialista reconoció que la población de este insecto ha disminuido considerablemente, principalmente porque su hábitat –la selva– ha sido depredada por el ser humano, además que su extracción de manera desmedida y poco controlada impacta en su calidad de vida. 

Además, al usar al makech como accesorio, es probable que el ejemplar muera a la semana, ya que las personas no cuentan con lo necesario para su alimentación y sobrevivencia.

Este escarabajo yucateco, una especie de coleóptero polífago de la familia Zopheridae, es reconocido en la región porque está “adornado” con piedras de colores y los artesanos le pegan una cadena que, unida a un imperdible, puede usarse como prendedor.

Incluso hay leyendas en torno a este animal; se cuenta que Cuzán era una princesa maya muy hermosa que estaba comprometida con el príncipe Ek Chapat, pero se enamoró de un guerrero de pelo rojo llamado Chalpol.

La princesa y el guerrero vivieron una apasionada historia de amor hasta que el padre de Cuzán se enteró que su hija tenía encuentros clandestinos con un plebeyo y ordenó matarlo.

Los llantos de la princesa hicieron que el rey se apiadase de ella y perdonase al guerrero del pelo rojo, pero mandó a convertirlo en escarabajo -makech- para entregárselo a Cuzán, quien lo adornó piedras preciosas y se lo colgó en el pecho para cumplir la promesa que le había hecho a Chalpol de llevarlo siempre cerca de su corazón.

El makech se sigue vendiendo en varios puntos de la ciudad, pero en algunos ya no de una manera tan evidente, sino con mucho sigilo; sin embargo en un tramo de calle 60 del centro, algunos artesanos lo exponen en frente de sus negocios, donde se pueden ver peceras con la leyenda “10 pesos la foto”, y se llegan a cotizar entre 300 y 700 pesos.

Díaz Duarte explicó que esta especie, de nombre científico Zopherus chilensis, se extiende por centro México hasta la península de Yucatán, parte de Guatemala, Belice y América del Sur; normalmente se puede encontrar en troncos, vegetación, selva.

De acuerdo con el especialista en insectos, la situación actual del insecto es desconocida, ya que no hay muchos datos, sin embargo, con base a su labor de campo y experiencia, indicó que es una realidad que su población ha mermado de manera exponencial, tanto por la perdida de su habitad por mega proyectos, extracción y los malos cuidados que se le da.

No obstante, su extracción y venta no es ilegal, ya que la ley ambiental federal no contempla los insectos para criaderos, es decir que no hay problema hacer uso de éstos.

También al comprar uno en un mercado, las personas están contribuyendo a su pérdida, ya que no cuentan con los cuidados necesarios ni la alimentación para que subsista.

El makech, explicó, se alimenta principalmente de hongos del género ganoderma que crecen en los árboles, y en vez de esto les dan frutas u otras cosas, ocasionando la muerte de la especie.

En su opinión, debe haber una reforma a la ley para proteger a estos animales, regular su extracción y venta, incluso podría declararse como ilegal; o por lo menos obligar a las personas que venden tener un plan de manejo a través de las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMAs).

Maltrato animal 

¿Colocar estas piedras y joyas al animal le genera estrés o algún tipo de maltrato?

“El hecho de pegarle piedritas, desde la parte del pegamento que usan le podría hacer daño, además representa un peso para ellos, es un desgaste energético el cual no pueden compensar”, respondió.

Sí podría considerarse maltrato animal, agregó, porque no están en las condiciones necesarias para vivir; sí les genera un estrés que las personas lo usen como joyería. Su hábitat es la sombra, dentro de los troncos.

“No es para tenerlo como un artículo de joyería”, sentenció el experto. Este tipo de escarabajo son descomponedores, controladores de hongos y sirven de alimento para otros animales, aveces e insectos. 

De no tomar acciones concretas, si se sigue extrayendo de manera no controlada, y destruyendo su hogar, podría llegar a la extinción. 

Ante este panorama, pidió hacer consciencia de la compra de cualquier tipo de animal, y que se documenten de lo que pasa y sepan si son capaces de poder darles un vida prolongada.

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Edición: Ana Ordaz